Fueron días extraños para los presos políticos del Chipote. inusualmente tratados amablemente, hasta les dieron abundante comida, mientras se rascaban la cabeza, pesando qué estaba pasando. Unos días antes de que fueran presentados ante los judiciales y las cámaras de los medios oficialistas, la dictadura orteguista se apuró en alimentarlos bien para que se “vieran gorditos y con buen semblante”, según dio a entender el desterrado y exreo político Miguel Mendoza.
El cronista deportivo relata en su cuenta de Twitter, que unos días previos a la audiencia en los juzgados de Managua, el primero de septiembre de 2022, daban de comer doble ración y tomaban fotos con plato en mano. “(Era) ´Plan engorde´, fue imposible. El día que me tocó, ya sabía que sería circo, prueba de vida, y los periodistas renacuajos con orden de no agredir, solo exhibición”.
Mientras era conducido hacia los juzgados, asegura que se preparó para dos escenarios: Notar si los medios oficiales serían violentos, o estarían con el bozal. Fue el segundo. “En el video difundido no muestran lo que dije a gritos: ¡Viva el periodismo independiente!, ¡viva la libertad de expresión! ustedes (orteguistas) serán libres también. Me están matando de hambre y estoy secuestrado”, les increpó.
Al principio, cuando bajó del microbús, esperó que medios orteguistas encendieran sus cámaras para aprovechar y levantar su camisa y vieran lo flaco que estaba. Sin embargo, esta acción no la pudo lograr porque un oficial le sujetó el brazo para impedírselo.
Ya en la sala de audiencia, Mendoza tuvo tiempo para increpar uno a uno a los periodistas oficialistas que estaban cubriendo ese evento, viéndolos directamente a los ojos les dijo: “Estoy con Dios, el demonio no puede contra mí, soy mejor persona que los que me tienen aquí”. Mientras uno de los propagandistas se apresuraba para meterse al baño más cercano, “quizá por vergüenza”, añade el cronista. “El magistrado (Octavio Rothschuh Andino) nunca me calló, tenía cara de enojo, y sentí que no era por mi comportamiento», añade.
De regreso a la celda, el oficial que le detuvo la mano para que no levantara su camisa ante los medios oficialista, lo trató con agresividad, pero no pasó a más. “Después de eso sentí que nuestra salida estaba cerca porque no hubo represalias de regreso al Chipote. Ni siquiera un llamado de atención como ocurría antes por una ´falta´ menos grave. Había medido el pulso. Hoy sé que familiares y amigos se sintieron golpeados al verme en ese estado”, pensó ese día.
Desde su destierro en Estados Unidos, el periodista nicaragüense, recuerda que después de ese episodio y al ver ahora las imágenes de su comparecencia, en ese momento ignoraba que lucía con el semblante opaco, solo sintió haber descargado todo su malestar con vehemencia. “Algo extraño fue que (que de regreso al Chipote) nos permitieron ir hablando con el resto de presos políticos y pudimos ver por primera en mucho tiempo, las calles Managua y su actividad habitual”, cuenta.
Miguel Mendoza fue detenido la noche del 21 de junio de 2021 tras un allanamiento en su casa de habitación, y a mediados de febrero del año pasado fue condenado a nueve años de prisión por el supuesto “delito de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional en perjuicio del Estado de Nicaragua y de la sociedad”.
La madrugada del pasado 9 de febrero, Mendoza fue desterrado junto a 221 presos políticos de Nicaragua hacia Estados Unidos, además, la dictadura orteguista los despojó de la nacionalidad nicaragüense a pesar que les dieron pasaportes vigentes por diez años, también fueron despojados de sus bienes inmuebles en Nicaragua, como parte de la aguda represión estatal por ser críticos al régimen
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