En las instalaciones de la Cancillería de la República los hijos de Daniel Ortega y Rosario Murillo no son personas ajenas. Aunque no ostentan ningún cargo diplomático ni son parte propiamente del organigrama de la institución, en la práctica tienen mucho poder.
El pasado martes se vio a Camila, Rafael, Laureano y Daniel Edmundo encabezar un acto, ante la ausencia del canciller Denis Moncada, quien está de viaje en una gira por Abjasia y Bielorrusia.
Ese día, los hermanos Ortega Murillo se sentaron junto al embajador extraordinario y plenipotenciario de la República árabe de Saharaui, Uali Ali Salem, para presidir el acto de “inicio de la lucha armada de Saharaui contra el colonialismo y el 50 aniversario de fundación del Frente Polisario”.
Desconfianza en sus propios ministros
Para la socióloga Elvira Cuadra, cada vez es más evidente ver como los hijos de Daniel Ortega y Rosario Murillo, meten manos en los asuntos del Estado de Nicaragua, y lo más ilógico es que están desempeñando funciones públicas sin estar nombrados.
“Esto es una demostración clara del proyecto dinástico que está en curso, de la usurpación de funciones y el nepotismo. También muestra la debilidad a la que han reducido a las instituciones y la desconfianza que tienen en los propios funcionarios públicos”, destacó Cuadra.
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Explicó que esta situación de nepotismo en el Estado no es de ahorita y que este proyecto dinámico y familiar está en desarrollo desde antes de 2018 y ha significado que diferentes integrantes de la familia, particularmente los hijos, desempeñen funciones públicas y de representación gubernamental sin tener ningún nombramiento.
“La expresión más clara, sin embargo, es el hecho de que Ortega ha promovido a su esposa Rosario Murillo para que ocupe la vicepresidencia y sea el centro de la toma de decisiones en el Estado”, recalcó la especialista.
Un analista político que prefirió el anonimato, enfatizó que dicha toma de la Cancillería es una actitud vergonzosa por parte de la familia Ortega, porque tanto criticaron al somocismo de nepotismo y están replicando lo mismo y con más protagonistas, porque es una prole numerosa.
Criticó que los hijos de Ortega Murillo, sin tener la preparación diplomática, ni la vocación de servicio a la patria, están usurpando cargos con la mayor desfachatez, hasta suscriben tratados con gobiernos extranjeros, ofrecen cátedras en universidades, finiquitan contratos con empresas extranjeras y con inversionistas.
Sangran el Presupuesto de los nicaragüenses
“Por eso Nicaragua se ve como un país sin seriedad, una especie rara de gobierno familiar, esotérico, senil y folclórico. Es una vergüenza. Estos muchachos son parásitos del presupuesto de Nicaragua, pues también se recetan presupuesto para sus proyectos personales que no son más que unos caprichitos”, subrayó el consultado.
Y es que la estructura y funcionamiento de un gobierno normal, ha desaparecido de Nicaragua, afirma el exdiplomático nicaragüense, José Dávila, pues explica que la concentración del poder, las decisiones y órdenes, sólo emanan de la pareja presidencial.
“Los ministros, incluyendo al canciller Moncada, son apenas encargados de áreas en las que no tienen iniciativas, no informan al país de su labor para que la sociedad opine, solo cumplen órdenes de Murillo y Ortega. Los hijos de los gobernantes están apareciendo con más frecuencia en actos, viajes o gestiones internacionales, en lo que además de llevar el peso de las posiciones de sus padres, vigilan todo acto u opinión de los ministros”, expone Dávila.
Critica que de esa forma avanzan los intentos de construir en Nicaragua una dictadura dinástica que condenaría al país al ostracismo, y alejaría la posibilidad de tener una república moderna, democrática y funcional.
Laureno Ortega, un canciller de facto
No es la primera ocasión en que, por ejemplo, Laureano Ortega Murillo, asume labores que no le competen, y que son propias del Canciller Moncada, como sucedió en diciembre del 2021, cuando fungió como “Canciller de facto” al restablecer oficialmente las relaciones entre Nicaragua y China comunista.
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Incluso en esa ocasión se atrevió a firmar el acuerdo entre ambas naciones, cuando en el artículo 4 de la Ley 358, Ley de Servicio Exterior establece que “corresponde al Ministerio de Relaciones Exteriores por medio del Servicio Exterior, promover y estrechar, conforme a los intereses nacionales, las relaciones de Nicaragua con los Estados extranjeros en sus aspectos políticos, económicos, sociales, culturales, científicos y tecnológicos y participar activamente en las Organizaciones Internacionales».
Laureano actualmente funge como Asesor Presidencial para Inversiones, Comercio y Cooperación Internacional, sin embargo en más de una ocasión ha actuado como si fuera funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores.
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