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La lucha de la joven nicaragüense que recibió una carta de Michelle Obama

Historia de una joven de La Dalia, a quien Michelle Obama le dijo que era extraordinaria, y que muestra las dificultades de los jóvenes en la Nicaragua de hoy.

Anielka Martínez, Mujer del Año 2014. FOTO DE CORTESÍA

Anielka Martínez Centeno tiene 24 años de edad y está soltera. No ha pensado en casarse, pues todavía tiene metas que cumplir antes que decidirse por el matrimonio: terminar de estudiar inglés, ganarse una beca para cursar una maestría fuera del país y trabajar y ayudar a su familia a salir adelante.

Eso sin contar que esta joven, habitante de una comunidad de La Dalia, en Matagalpa, ya cumplió otros objetivos importantes: en mayo de 2022 terminó la carrera de sociología en la Universidad del Norte de Nicaragua (UNN) y, en septiembre siguiente, recibió su título como licenciada.

En enero de 2023, Anielka estaba feliz. Trabajaba en San Ramón, Matagalpa, en un centro donde había niñas internas provenientes de todo el país, la mayoría de ellas habitantes de comunidades rurales, a como también lo es Anielka.

Anielka Martínez en la actualidad. FOTO DE CORTESÍA

En ese centro, Anielka era facilitadora de aprendizaje y compartía con las niñas clases extracurriculares, como deportes y clubes de lectura.

«Fue una experiencia muy bonita. Las niñas eran de comunidades rurales, como yo, y les veía muchas ganas de estudiar, de salir adelante, de tener una vida diferente. Se esforzaban mucho», recuerda la joven.

Sin embargo, en febrero pasado, ese mundo se le esfumó a Anielka. Su centro de trabajo fue uno de los organismos no gubernamentales que han dejado de operar en el país, a causa de las cancelaciones de sus personerías jurídicas. Las niñas que atendía regresaron a sus hogares y ella también retornó a su casa en La Dalia.

«Fue triste. Muy difícil», comenta.

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«No me voy a detener»

Tras regresar a su casa, Anielka inmediatamente se puso a estudiar inglés y ahora ya lleva nueve meses aprendiendo ese idioma extranjero. Poco después, encontró trabajo, en otro organismo, en La Dalia, pero, hace dos semanas, nuevamente se quedó sin trabajo porque se cerró el programa en el que estaba laborando.

Anielka nuevamente está en su casa, sigue estudiando inglés, y está buscando otro puesto.

«No me doy por vencida. Voy a prepararme más y me seguiré esforzando. No me voy a detener», explica la joven, sobre el desconsuelo que le causa estar sin empleo.

Desde muy pequeña, Anielka mostró una determinación que la llevó, en 2014, cuando tenía 15 años de edad, a ser reconocida como Mujer del Año por la revista internacional Glamour.

El galardón lo obtuvo luego de que Save the Children publicara que era una adolescente que trabajaba en pro de su comunidad, leyéndoles cuentos a otros niños, hablándoles de cómo autocuidarse, así como brindándoles charlas de derechos humanos.

Cuando era parte de Save the Children. FOTO DE CORTESÍA

En noviembre de 2014, Anielka viajó a la ciudad de Nueva York a recibir el premio, junto a otras nueve niñas de todo el mundo igualmente laureadas.

Además de la distinción, Anielka también recibió una carta de la entonces primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, quien le escribió:

«Mi esposo (el entonces presidente Barack Obama) y yo estamos muy agradecidos por el ejemplo que ha dado a las mujeres jóvenes de su país y de todo el mundo. Como padres de dos hijas, sabemos que su coraje y valentía motivarán a muchas otras a seguir con su educación, sin importar lo que se interponga en su camino».

«Felicidades, Anielka. Usted es una mujer joven extraordinaria, y le deseo todo lo mejor», finalizó diciendo la esposa del presidente de los Estados Unidos.

A veces, en esos momentos difíciles, Anielka saca esa carta y la relee.

La carta de Michelle Obama.

Una vida de trabajo

En la comunidad San Francisco Peñas Blancas, a 15 kilómetros de la Dalia, en una casa minifalda, arriba madera y abajo adobe, es donde vive Anielka.

A como ocurre con la mayoría de los niños que crecen en el campo, sus padres, Alejandro Martínez y Blanca Centeno, le enseñaron desde muy pequeña las labores agrícolas, porque tienen una finca cafetalera. Anielka iba a la escuela, pero también cortaba café.

La lectura siempre ha sido una afición de Anielka, pero, a los nueve años de edad, una maestra le mostró unos cuentos ilustrados y quedó fascinada. Desde entonces, ya no lee solo para ella, sino que pronto comenzó a leerle a los demás niños de su comunidad.

En 2014, en Nueva York, de traje típico nicaragüense, recibiendo el premio de Mujer del Año. Anielka es la segunda de derecha a izquierda. FOTO DE CORTESÍA

En el año 2009, Anielka se integró al organismo Save the Children, el cual la hizo vocera regional de la campaña “Hasta el último niño y niña”, que buscaba evitar los embarazos y los matrimonios infantiles.

Esa vocería hizo que Anielka realizara giras a nivel nacional e internacional y fue así como Save the Children publicó su historia, que a la postre la hizo merecedora del premio Mujer del Año 2014, que le otorgó la revista norteamericana Glamour.

Aunque el tiempo ha pasado, y ha tenido que dedicar tiempo a los estudios y a los empleos, Anielka mantiene libros de cuentos en su casa y todavía les lee a los niños de su comunidad. A veces también visita bibliotecas donde hace voluntariados que consisten en ir a otras comunidades a leerles a los niños.

Sus padres siempre la apoyan. «Me motivan, me ayudan cuando yo no tengo recursos y respetan lo que yo decido hacer. Siempre me apoyan en lo que me propongo», afirma la joven.

Oportunidades escasas

Anielka se bachilleró en 2016 y trató de entrar a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), pero no lo hizo por falta de recursos para viajar a diario desde su comunidad hasta Matagalpa. Tampoco tenía para trasladarse a vivir a esa ciudad.

Optó por estudiar en la UNN, los domingos, y fue avanzando a pesar de los obstáculos, como el poco acceso a internet en su comunidad. Además, también le afectó la pandemia de 2020.

Finalmente, el pasado año 2022 estaba lista para preparar su tesis, pero tuvo que realizar examen de grado como culminación de estudios, pues la universidad sería cerrada por las autoridades gubernamentales y ya no había tiempo para tesis.

Con sus libros de cuentos. FOTO DE CORTESÍA

Tras graduarse, los dos empleos que ha tenido han sido efímeros debido a que las oenegés han sido cerradas en todo el país.

«Está difícil hallar una oportunidad de trabajo porque han quedado pocas organizaciones y hay mucha demanda de empleo. Toda el área de humanidades está bastante difícil», explica.

Anielka termina diciendo que no desistirá hasta cumplir sus metas, porque recuerda las palabras de Michelle Obama, de que saldrá adelante «sin importar lo que se interponga en su camino».

«Me motivo a mí misma para no darme por vencida. Voy a seguir luchando por mis sueños», asegura.

Autor
Nicaragua Investiga
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