El anuncio de la nueva ruta para el Canal Interoceánico sin estudios de viabilidad económica ni medioambiental, no es más que «un cuento chino» en la mente del dictador Daniel Ortega que afirmó que «Nicaragua está lista» para la megaobra que superaría en ancho, longitud y profundidad al de Panamá.
Tal como lo propone Ortega, la dimensión del proyecto, establece una ruta de 445 kilómetros de largo —cinco veces más que el Canal de Panamá— y que atraviesa el Lago Cocibolca, el mayor cuerpo de agua dulce de Centroamérica, generaría graves daños medioambientales como el fallido proyecto anterior.
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Así lo advirtió el excarcelado político y exiliado Juan Sebastián Chamorro, quien también señaló que el nuevo «megaproyecto» del régimen no ha tomado en consideración, nuevamente, la afectación devastadora de los ecosistemas locales y la vida de miles de familias nicaragüenses que habitan las regiones cercanas a la nueva ruta.
«Para que tengamos idea de este faraónico proyecto realizable solamente en la mente del dictador: 445 kilómetros de largo, significa cinco veces el Canal de Panamá, en lo largo que son 85 kilómetros de largo; pero no solamente la longitud, está proponiendo de 300 a 450 metros de ancho, cuando el Canal de Panamá apenas llega a los 300 y en profundidad propone 27 metros y el lago de Panamá es solamente la mitad de eso», precisó Chamorro.
«Este proyecto faraónico supera en muchas veces el proyecto del Canal de Panamá y todavía sin contar los aspectos ambientales, el daño que habría en el lago de Managua, la reubicación de miles de familias, las expropiaciones de miles de hectáreas de tierras y las afectaciones en distintos poblados donde recorre esta mega obra”, añadió.
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Para el experto ambientalista Amaru Ruiz, esta es una propuesta desafiante que el dictador Ortega «sacó de la manga» para responder a la Corte IDH que horas antes emitió una sentencia que condena al régimen, obligando a no retomar el proyecto sin una consulta previa y efectiva a las poblaciones afectadas.
«El régimen se ha quedado sin palabras frente a esa resolución y no le tocó más que sacarse de la manga la presentación de una ruta del canal. Lo que hace el régimen es seguir ilusionando a sus adeptos y tratar de crear esa ilusión y buscar nuevos esquemas y nuevos recursos financieros. El régimen va a seguir tratando de vender el proyecto», dijo Ruiz.
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Ortega, quien vendió la idea como una «solución estratégica» para los desafíos del comercio marítimo global, argumentó que el Canal de Panamá enfrenta serias dificultades por «la escasez de agua» y «las limitaciones para el paso de grandes embarcaciones».
El anuncio de la nueva ruta del Canal que hizo Ortega este lunes 18 de noviembre de 2024, durante la XVII Cumbre Empresarial China-LAC en Managua, llegó sin los estudios técnicos necesarios que respalden la viabilidad económica o medioambiental del megaproyecto.
Además, el régimen sandinista ha desoído, nuevamente, las advertencias de expertos y organizaciones internacionales sobre el daño irreversible que el canal causaría a los ecosistemas y comunidades nicaragüenses.
La sombra del fallido proyecto de 2013
La nueva propuesta de Ortega se enmarca en un contexto por el rotundo fracaso del anterior proyecto del Gran Canal Interoceánico, lanzado en 2013 bajo la concesión de la empresa china HKND Group, dirigida por el empresario Wang Jing, quien luego fue acusado de estafa internacional y desapareció misteriosamente.
Ese proyecto fue criticado por la falta de estudios de impacto ambiental, la ausencia de consulta a las comunidades afectadas y, sobre todo, por la opacidad en la gestión de recursos.
A pesar de las promesas de empleo y prosperidad, el canal nunca despegó, y con ello también se evaporaron las inversiones extranjeras prometidas.
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Ahora, Ortega parece volver a recurrir a China, en busca de una nueva oportunidad para su régimen, que en los últimos años ha estrechado sus lazos con Xi Jinping.
En el marco del proyecto anterior, los pueblos originarios y las comunidades afrodescendientes que habitaban las tierras que serían afectadas por el canal se manifestaron repetidamente en contra esa obra, lo cual los puso en la mira de la represión del régimen que actualmente mantiene en el exilio a cientos de familias campesinas que se opusieron.
Este nuevo intento de Ortega por revivir la idea del canal refleja, además, su creciente dependencia de China como aliado político y económico. No obstante, en medio de la creciente crítica internacional y las condenas por la violación de derechos humanos, la viabilidad del canal sigue siendo más una ilusión que una posibilidad real.
La sentencia sobre el Canal
El mismo día en que Ortega presentó la nueva ruta del canal, la Corte IDH emitió una sentencia que condena al régimen, obligando a no retomar el proyecto sin una consulta previa y efectiva a las poblaciones afectadas.
La sentencia también incluye la obligación de indemnizar a los líderes comunitarios perseguidos y garantizar la restitución de tierras a las comunidades indígenas. Sin embargo, Ortega ha mostrado poco interés en cumplir, pues su régimen continúa consolidando su poder a través de alianzas con países como China, buscando apoyo económico a expensas de los derechos humanos y el medio ambiente.