Daniel Ortega y Rosario Murillo parecen haber experimentado un lapsus mental este miércoles, durante la celebración del 41 aniversario de fundación del Ejército de Nicaragua, donde parecen reconocer la implicación de la institución castrense en las protestas antigubernamentales de 2018.
Las declaraciones ofrecidas por el mandatario sandinista, dejan entrever que el Ejército de Nicaragua participó en los actos de represión de entonces. Algo que por más de dos años ha negado categóricamente el jefe de esa institución, el General Julio César Avilés.
«Honor y gloria para los que entregaron su vida en el cumplimiento del deber, honor y gloria para los que quedaron sin un brazo, quedaron sin piernas, quedaron ciegos, como resultado de las agresiones terroristas que sufría y sufrió el pueblo nicaragüense y que sufrían los soldados del ejército», dijo Ortega al finalizar su discurso.
El actual gobierno se ha referido siempre a las protestas de abril como «agresiones terroristas», un término que no era usado antes. Las palabras de Ortega parecen reconocer que los militares estuvieron de alguna forma involucrados en la contención de las manifestaciones sociales.
Murillo también tropieza en su discurso
Aunque parece un lapsus del mandatario, Murillo se sumó a lo que parece ser un reconocimiento implícito del hecho. Cuando sus periodistas le sostenían el micrófono para que ella se dirigiera a la audiencia de su conglomerado mediático, la vocera gubernamental dijo:
«Un saludo a las madres de los compañeros de nuestro ejército, de los compañeros que están en otro plano de vida porque les fue arrebatada la vida, de los compañeros que perdieron movilidad, de los compañeros que perdieron miembros, brazos, piernas o que perdieron la vista o que quedaron sordos en medio de tanto ataque a ellos y a sus familias».
Mientras tanto, el jefe de la entidad militar, que precisamente se encuentra sancionado por Estados Unidos por su férrea colaboración con Ortega, insistió en su discurso en que el ejército está más «cohesionado» que nunca, una palabra que refiere la fidelidad de las fuerzas militares a la voluntad de la pareja presidencial.
Avilés recibió con los ojos llorosos la Orden Augusto Sandino en máximo grado “Batalla de San Jacinto”, la mayor distinción dentro de las fuerzas militares.
El último informe de la CIDH sobre el conflicto sociopolítico de Nicaragua elevó a 317 la cifra de muertos. Ese informe reconoce 23 policías asesinados durante las manifestaciones, sin embargo nunca se contabilizó a ningún militar, porque presuntamente no habían participado.
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