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Nicaragua por debajo del promedio del gasto en salud per cápita a nivel regional

La región de América Latina y el Caribe se caracteriza por tener un gasto en salud per cápita muy por debajo del de otros países con sistemas de salud más robustos, según el informe.

Imagen referencial. Archivos/NI

Previo a la pandemia, Nicaragua se encontraba por debajo del promedio para América Latina y el Caribe en términos de gasto total en salud per cápita. Así lo refleja un reciente informe publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

En este se destaca que la fragilidad de los sistemas de salud de América Latina y el Caribe antes de la pandemia se asocia a su subfinanciamiento, fragmentación y segmentación. «La región se caracteriza por tener un gasto público en salud inferior al acuerdo regional del 6% del PIB y un gasto en salud per cápita muy por debajo del de otras regiones que tienen sistemas de salud más robustos» señalan.

En 2018, el gasto total en salud per cápita para los países de la región se situaba, en promedio, en 1,094 dólares, de los cuales 637 dólares correspondían al gasto público. Ambos promedios equivalen aproximadamente a una cuarta parte del valor correspondiente en el promedio de países más sólidos.

Mientras países como Cuba y Uruguay presentan un gasto total en salud muy por encima de los 2,000 dólares per cápita y una proporción del gasto público cercana al 70%; otros países, como Haití, Honduras y Venezuela, tienen un gasto en salud per cápita muy por debajo de los 500 dólares, con una proporción pública inferior al 50%.

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El informe refleja que después de estos últimos tres países (Haití, Honduras y Venezuela) le sigue Nicaragua como uno de los que menos gastos en salud per cápita realizaba para el año 2018; ubicándose por debajo del promedio establecido para la región.

Fachada del Hospital Manolo Morales, en Managua | Foto: NI

Un sistema de salud débil

Ambos organismos detallan que «los déficits de inversión pública de los sistemas de salud de la región se traducen, entre otras cosas, en una escasez relativa de recursos humanos en el área de la salud, con una disponibilidad promedio de 20 médicos por cada 10,000 habitantes. Esta cifra se encuentra muy por debajo del promedio de 35 médicos por cada 10,000 habitantes que alcanzan otros países y de los parámetros recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y a esto se suma un bajo número de camas».

En el caso de Nicaragua, para el año 2016 un estudio de la OPS indicaba que el país contaba con apenas 9 médicos por cada 10 mil habitantes. Una curva que prácticamente no ha avanzado en los siguientes según datos del Banco Mundial. Mientras tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que se necesitan alrededor de 23 médicos, enfermeras y parteras por cada 10,000 habitantes para brindar servicios esenciales de salud a la población.

Asimismo, otra problemática de los sistemas sanitarios de la región indicados por la Cepal y la OPS es el hecho que el bajo nivel de gasto público en salud «va acompañado de un alto gasto de bolsillo«, lo que se traduce en una importante fuente de desigualdad estructural en el acceso a los servicios de salud, pues la necesidad de incurrir en gastos privados «para tener un acceso equitativo y oportuno a la salud aumenta el riesgo de empobrecimiento de las personas, sobre todo de las que se encuentran en situación de vulnerabilidad, que de manera recurrente tienen un estado de salud más precario«.

Efectos de la pandemia

Con la pandemia de la COVID19, un 35% de los países de la región registró algún tipo de interrupción en la provisión de servicios integrados de salud, y por ello en muchos casos se observó un efecto de desplazamiento de la atención de cuestiones de salud no relacionadas con el coronavirus.

«Junto con el efecto de desplazamiento, los países debieron realizar grandes esfuerzos para responder a tiempo a las necesidades clínicas del COVID19, considerando la escasez de camas hospitalarias de los sistemas de salud de la región. Para ello, gran parte de los esfuerzos materiales en la fase de mayor emergencia de la pandemia se dirigieron a aumentar la capacidad de atención hospitalaria y, en particular, la capacidad en cuidados intensivos» detalla el informe.

Una situación que en el caso de Nicaragua nunca fue confirmada de manera oficial, pues las autoridades sanitaias siempre insistieron en contar con plena cobertura de los servicios. Pese a que médicos independientes denunciaron en diversas ocasiones saturaciones en los distintos centros hospitalarios.

Otro efecto de la pandemia, ha sido sobre el ámbito económico. Todas las economías de distintas partes del mundo se vieron fuertemente afectadas por los contagios. Sin embargo, ante su creciente apertura por la flexibilización de las medidas de distanciamiento físico, la región experimentará una dinámica de crecimiento este 2021.

En el caso de Nicaragua, la Cepal prevé una tasa de crecimiento del 2.5% del PIB para el cierre de este año; siendo así uno de los países que menor crecimiento experimentará a nivel regional. Un crecimiento futuro que está sujeto a las incertidumbres derivadas por el lento avance del proceso de vacunación, la falta de medidas de salud pública para la contención de la pandemia y los comicios electorales del 7 de noviembre.

«Los desafíos resultantes de la pandemia de la COVID19 revelaron, aún más, las debilidades institucionales del sector de la salud y, en especial, sus desafíos para abordar particularidades del contexto social y económico de los países de América Latina y el Caribe. Para poder responder a las emergencias de salud, es necesario mejorar la elaboración y puesta en marcha de políticas dentro de un marco legislativo y regulatorio también mejorado» concluye el informe.

Autor
Nicaragua Investiga
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