A pesar de las sanciones internacionales contra la industria aurífera de Nicaragua, el oro continúa imponiéndose como el producto estrella de las exportaciones de este país en 2024, aportando un importante caudal de divisas que sigue alimentando a la dictadura.
Al acumulado de septiembre de 2024, las exportaciones totales del país alcanzaron US$5,885.8 millones, presentando un ínfimo incremento interanual de 0.1 por ciento, según el último informe de Comercio Exterior del Banco Central de Nicaragua (BCN).
Este aumento se sostiene gracias al sector minero que durante ese período acumuló US$978.0 millones, con un incremento del 16.3 por ciento. Es decir, US$137.3 millones más respecto al año anterior; impulsado principalmente por el alza en las ventas de oro que dejaron US$129.8 millones más por las ventas de ese producto.
El repunte de la industria minera en las exportaciones nicaragüenses ocurre a pesar que desde el 2022 el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó a varias empresas mineras, incluyendo la Dirección General de Minas (DGM), ligadas al círculo de poder del gobierno sandinista, con el objetivo de cortar el flujo de recursos que sostienen la maquinaria represiva del régimen.
Aunque el BCN destaca incrementos en sectores como pesca y acuicultura (+23.0%) y agropecuario (+13.5%), el rubro minero ha sido el verdadero bastión de las ventas al exterior.
Estos datos contrastan con la intención de Washington de cortar la financiación a la dictadura a través de sanciones a la industria aurífera.
La bonanza del oro, motivada por la demanda global y el aumento de precios, sigue llenando las arcas del aparato gubernamental, a pesar de la presión internacional y el deterioro democrático en el país.
Mientras las sanciones pretenden limitar la capacidad del régimen de recaudar fondos ilícitos o directamente empleados para la represión, las cifras oficiales del BCN exhiben que la dictadura aún obtiene jugosos beneficios del comercio exterior.
En 2023, el ambientalista Amaru Ruiz advirtió que la administración de Daniel Ortega está saqueando los territorios indígenas y las áreas protegidas a través de la minería, incluso, favoreciendo a empresas «inciertas».
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Las exportaciones de oro, lejos de haberse enfriado después de las sanciones internacionales, representan un escudo financiero para los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, quienes puede seguir costeando la maquinaria estatal y las estructuras de control que asfixian las libertades civiles.
Es así como la economía de Nicaragua depende cada vez más del oro y menos de la productividad real, mientras la dictadura se enriquece de la explotación del metal precioso, dejando a la población con una cesta exportadora frágil ya que el oro es un rubro con alta volatilidad de precios en el mercado internacional.
Otros sectores en caída libre
El último reporte del Banco Central de Nicaragua sobre el comercio exterior del tercer trimestre de 2024 confirma un escenario en el que las exportaciones del país no solo carecen de una dinámica que favorezca el crecimiento sostenido y diversificado, sino que, por el contrario, parecen acomodarse de manera conveniente para el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
La historia no es tan favorable en otros sectores. El agropecuario, históricamente uno de los pilares exportadores, muestra una caída del 11.0 por ciento, mientras que las zonas francas no logran levantar cabeza: cayeron 1.8 por ciento (-US$48.3 millones) en el acumulado a septiembre, arrastradas por la caída de arneses para automóviles (-7.4% en el tercer trimestre) y productos pesqueros procesados (-40.2%).