La principal fuente de ingresos económicos de la comunidad de Apataco en el departamento de Rivas es la fabricación artesanal de ladrillos. En este caserío las jornadas de labores inician desde las cuatro de la mañana y culminan hasta horas de la tarde.
Los pobladores que se dedican a la elaboración de ladrillos aseguran que respondieron a un aumento significativo de la demanda de dicho producto, culminando el verano 2023, con ganancias provechosas para el bolsillo del fabricante.
“Este año vendimos bastantes ladrillos en comparación a años anteriores, pero yo recuerdo que antes del 2018, cerrábamos contratos con empresas grandes de San Juan del Sur y Tola, hacíamos hasta pedidos de 15 a 20 mil ladrillos, pero ahora, nos mantenemos con la demanda de la población y no de inversionistas”, asegura el artesano de este material don Reyes Rojas Hernández.
“La población –aseguró– está tratando de salir adelante poco a poco o bien los tendaleros lo asociamos a que hay muchas personas en el extranjero y mandan remesas para poder construir sus viviendas. Pero no tenemos grandes ventas, es más para sobrevivir”.
Ladrillo subió su costo
Para el verano del año 2022, el precio del ladrillo se cotizó a tres córdobas aproximadamente, pero este año 2023, se ofertó a cuatro córdobas y medio. Para la temporada de invierno que está entrando al país, los fabricantes de ladrillo aseguran que puede llegar a costar cinco córdobas, la unidad.
Tras cinco años consecutivos con bajas ventas, algunos comerciantes se han visto obligados a dedicarse a otro trabajo, en busca de nuevas alternativas en la siembra de plátano y otras labores del campo. “Es que ni habían ganancias y uno necesita llevar el sustento diario a sus viviendas”, argumentaron.
“Yo me tuve que dedicar a otras labores como lo es el campo, porque soy padre de familia y necesitaba sobrevivir o al menos llevar el arroz y los frijoles a mi casa. Muchos tendaleros que eran ya de vieja data de dedicarse a este oficio, se dieron por vencidos y cerraron varios tendales, porque la crisis era cada vez más dura y luego tuvimos que hacer frente al Covid-19”, contó otro artesano del ladrillo de esta zona del país.
“En paro” hasta varias semanas
Los fabricantes de ladrillos consultados para este reporte relatan que durante la crisis del 2018 y la pandemia después en 2020, llegaron a estar en “una especie de paros laborales” de hasta ocho semanas. “Fue un tiempo duro, aquí hubo gente que cerró hasta tres meses y hubo quienes después ya ni abrieron más”, contó un vendedor.
“Es cierto –agrega otro artesano– permanecimos varados, sin trabajar por un largo tiempo de meses porque la población, no demandaba en absoluto el ladrillo, así que por mucho tiempo, no hicimos ni un solo ladrillo”.
Quienes se dedican a la fabricación de este material para construcción advierten a los ciudadanos, que en invierno los ladrillos que se hacen no llegan a tener la misma calidad. “Se encarece a veces por eso, el trabajo del cuidado es más complicado”, señala un artesano. Explica que hubo años en el que le quedaron gran cantidad de ladrillos sin vender, por lo que redujo su producción.
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“Ahora a la semana hago de una a dos quemas, porque la gente demanda ladrillo, pero en pocas cantidades, yo me quede con muchos ladrillos en bodega o se perdieron, porque nadie compraba ladrillos para tiempos de crisis o Covid-19 ”, señaló el vendedor de la zona.
Falta mano de obra en tendales
El éxodo de nicaragüenses que ha venido aumentando desde el 2021, ha causado que haya menos mano de obra en los tendales ubicados en Apataco. “Yo contaba con muchos trabajadores, pero lamentablemente todos se fueron para Costa Rica y para Estados Unidos y este año, no pude producir mucho en mi negocio como todos los años, porque simplemente no hay jóvenes que realicen este tipo de labores. La mayoría están fuera del país”, dijo al respecto don Juan Ramón Bojorge.
Bojorge señala que no solamente él está pasando por esta situación, sino que conoce a muchos otros fabricantes de este tipo de material, que no cuentan con personal suficiente para suplir la demanda tradicional y menos los nuevos encargos.
“He llegado a tal punto que vendo hasta la leña, que me ha quedado en gran cantidad, mi tendal era uno de los más fuertes en la zona, pero no puedo batallar con el éxodo que ha dejado el emigrar a otro país”, se lamenta Bojorge conocido cariñosamente en la zona como, “Juan Managua”.
Nicaragua Investiga
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