En la familia de Donald José Rocha Rodríguez hay dolor y sufrimiento. Hace dos años, José decidió tomar la ruta hacia el “sueño americano” para procurar un mejor nivel de vida para sus tres hijos de 8, 11 y 15 años de edad, para su esposa y para su madre.
En julio del 2021, fue la última vez que lo vieron cuando salió de su hogar en el Reparto “William Fonseca” y junto a otros compatriotas, emprendieron la ruta hacia el norte. “Su objetivo era trabajar duro para construir un patrimonio a sus hijos, ello aunque tuviese que romperse el lomo todo el día levantando edificaciones en Estados Unidos donde trabajaba como albañil”, expresó su viuda Sindi Gabriela González.
Este joven de 32 años, lo dejó todo para alcanzar un sueño; construir su casa, mejorar “La Barbería” que era su emprendimiento, y regresar a su país, al lado de su familia. Pero sufría en silencio de la depresión, un mal que ataca a miles de migrantes que no logran adaptarse. Dolor que terminó apagando su vida y es la causa del sufrimiento en su familia.
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De repente la mala noticia
Una de sus hermanas recibió la noticia de su muerte a principios del mes de diciembre, por una alerta de su desaparición. “No sabemos qué pudo haberle pasado. Él se comunicaba diario con la familia, era fuerte, estaba contento porque estaba construyendo la casa para sus hijos, y ayudando a su mamá que está enferma, lo raro es que un día, no llamó ni contestó los mensajes, eso nos alertó”, dijo en Nicaragua, la madre de sus hijos.
“Toda la familia está mal sobre todo los niños que no aceptan que su papá está muerto”, dice Sindi.
José vivía solo en un apartamento que alquilaba en Austin, Texas. El 2 de diciembre una organización humanitaria informó que el cuerpo del leonés fue encontrado sin vida en el closet de la habitación por unos compañeros de trabajo que habían ido en su búsqueda.
Su madre, Isabel Rodríguez Silva, está desconsolada por el duelo. La pérdida inesperada del menor de sus cinco hijos, la tomó por sorpresa. “Mi mayor deseo es volver a verlo”, dijo entre sollozos y con un nudo en la garganta la madre.
Migración dolorosa
El departamento de León tiene una población que supera los 400 mil habitantes. Predominantemente agrícola y turístico, se ha visto afectado por la crisis sociopolítica y económica a raíz de la represión del 2018 implementada por el régimen de Daniel Ortega. La mayoría de las familias tienen al menos uno o dos parientes en el extranjero, ya sea en Estados Unidos, Costa Rica, Panamá y España.
“Aquí no hay trabajo y con lo poco que se gana no se puede hacer nada, la única opción de salir adelante es migrar”, comenta por su lado Carla, vecina de la familia de Rocha, en el reparto William Fonseca en la ciudad universitaria.
La represión y la falta de empleo ha obligado a muchos jóvenes a migrar. Donald Rocha había emprendido en el país con una barbería, además realizaba rumbos de carpintería y albañilería en algunas ocasiones, pero la crisis económica, y las deudas lo tenían desesperado.
“El culpable de este dolor es la dictadura que ha obligado a nuestra gente a migrar. Nuestros jóvenes no tienen futuro en este país, están frustrados, solos, lejos de su familia y amigos, eso les ha causado un estado depresivo y la muerte”, manifestó Rodolfo, el familiar de otro migrante.
Miles son los nicaragüenses que se han visto obligados a dejarlo todo, incluso lo más preciado para un ser humano. el núcleo familiar y su tierra, para buscar nuevas oportunidades y mejorar su calidad de vida.