«Fueron mis hijos los que fallecieron en ese accidente tan horrible, tan atroz. Nunca me imaginé perder a mis hijos de esa forma y es un dolor grande que tengo en mi corazón», fueron las palabras del migrante Ariel Centeno Pérez, padre de dos niños que perdieron la vida en el accidente de bus registrado el sábado en el puente del sector Mancera, Rancho Grande, Matagalpa.
«Los perdí. Y uno tan lejos sin poder hacer nada por ellos. Es duro», dijo entre lágrimas desde Estados Unidos, en un video publicado en las redes sociales.
El padre de los niños fallecidos Sahiam Ariel Centeno Moreno, de 9 años, y Lehanna Arisneyd Centeno Moreno, de 4 años, relató que migró hacia Estados Unidos para darle mejor vida a sus hijos. Anteriormente, buscó oportunidades en Costa Rica.
«Ando aquí por ellos. Yo quería mucho a mis hijos. Hay personas que me conocen y siempre me vieron luchando por ellos», manifestó.
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La trágica noticia la recibió por teléfono cuando se encontraba en la barbería en la que trabaja. «Nunca pensé que fuera cierto. Yo dije: no puede ser, tengo que ver una foto de ellos para darme cuenta que sí son ellos», relató.
«Ahora Dios los tiene donde Dios los quiere. Mi hijo bello, tocarás el arpa en los cielos porque siempre le gustó la música. (A) Lehanita le gustaba cantar», escribió en su perfil.
El migrante agradeció a quienes le han brindado su apoyo y solidaridad desde Nicaragua porque lamenta «no poder hacer nada» desde Estados Unidos.
«Conductor sabía que el bus venía dando fallas»
El sobreviviente Juan Carlos Díaz Dávila, quien perdió a su padre en el accidente, pidió que le caiga el peso de la ley al conductor idntificado como Douglas Antonio Orozco Cruz, quien se dio a la fuga.
«Desde allá arriba venía dando fallas el bus, el conductor ya lo sabía, pero no le quiso decir a las personas que veníamos montadas. El susto fue cuando se vino de allá arriba a darse vuelta aquí», contó a medios de comunicación locales.
«La caja de cambio venía de sonar, usted sabe que eso es lo más importante en un vehículo, pero el conductor no dijo nada, y ahí pasó el percance. Es culpa del conductor porque si él sabe cómo anda su máquina y se arriesga a montar gente, que le apliquen la ley porque no somos animales», agregó.
El joven y su padre regresaban del sector la Pozolera hacia su casa en el barrio Nuevo Amanecer, en Matagalpa, y no tenían mucho de haber abordado el bus cuando ocurrió la tragedia.
«Ahí se tuvo que ir mi papá, pero, ni modo, la vida es vida. Nadie sabe lo que le va a pasar en el camino. Dios les regale fuerzas a las demás familias, así como me regalará a mí, a mis padres y a mis hermanos. Yo estoy fuera de peligro, pero a mi papa ya no lo recupero», manifestó.