La Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED) dio a conocer en su informe de Sistematización Anual 2024, que la represión del régimen sandinista en contra de la prensa independiente ha obligado a 46 periodistas a exiliarse en 2024, lo que eleva a 283 el total de comunicadores nicaragüenses que han salido del país desde 2018.
Además, el informe de FLED señala el destierro de cinco periodistas durante este año, dos de forma violenta y tres que fueron impedidos de reingresar a Nicaragua después de viajes de trabajo.
El documento destaca un incremento de la autocensura entre el gremio y alerta sobre la intensificación de la represión, incluidas desapariciones forzadas, destierros y detenciones arbitrarias a lo largo de este año.
«Las tácticas de intimidación física, como las detenciones arbitrarias, el destierro y las desapariciones forzadas, se mantienen como herramientas represivas recurrentes… que evidencia la impunidad con la que operan las fuerzas represivas del Estado», menciona el informe.
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En total, FLED registró 81 casos de violaciones a la libertad de prensa en 2024, 57 de ellos afectan directamente a personas naturales y 24 a entidades jurídicas.
Robo de equipos y desapariciones forzadas
También documenta que las fuerzas de la Policía Nacional han allanado, en múltiples ocasiones, viviendas de periodistas con “lujo de violencia”, apropiándose de equipos electrónicos y poniendo en riesgo tanto la integridad física como la labor informativa de los comunicadores.
Entre los hechos más alarmantes documentados durante 2024 se encuentra la desaparición de la periodista Fabiola Tercero desde julio 2024. Su paradero y estado de salud siguen siendo desconocidos, lo que despierta preocupación no solo en el gremio periodístico, sino también en la comunidad internacional.
En otro caso, se reportó la detención de Elsbeth D’Anda, director del programa “La Cobertura” en Canal 23, el 27 de octubre, luego de que denunciara el incremento en los precios de la canasta básica.
A ello se suma el destierro de Henry Briceño, expulsado violentamente de Nicaragua junto a su familia en la frontera de Peñas Blancas, mientras su vivienda y propiedades eran confiscadas y posteriormente utilizadas por el gobierno para albergar una sede de la Cruz Blanca, en un patrón de apropiación estatal de bienes privados.
«Los datos recopilados por FLED confirman que el Estado nicaragüense, a través de sus instituciones y funcionarios, sigue siendo el principal agresor de medios y periodistas, tanto dentro como fuera del país. Es urgente garantizar que los comunicadores puedan ejercer su labor sin temor a represalias, preservando las libertades fundamentales y el derecho de la ciudadanía a estar informada», revela el informe.
Periodistas abandonan profesión por falta de condiciones
Ante un entorno tan hostil, muchos profesionales de la comunicación han optado por abandonar el periodismo, ya sea por la falta de oportunidades laborales, la precaria remuneración, la inseguridad que conlleva ejercer la profesión o por la urgencia de buscar nuevas formas de sustento para sus familias.
Según la consulta realizada por FLED con periodistas y directores de medios, al menos 52 comunicadores dejaron de ejercer este oficio en 2024.
Durante 2024, departamentos como Granada, Madriz, Nueva Segovia, León y Río San Juan se sumaron a esta lamentable lista. FLED alerta que en al menos diez regiones del país ya no existe prensa crítica, lo que restringe gravemente el derecho de la población a recibir información plural y a contar con referentes mediáticos que fiscalicen las acciones del gobierno.
Periodismo valiente y resiliente
Aun así, el gremio periodístico no se rinde. La unidad, el apoyo mutuo y la convicción de que un periodismo independiente es fundamental para desenmascarar los abusos de poder se han convertido en un motor de resistencia.
«A pesar de este oscuro panorama, los medios y periodistas independientes han demostrado una extraordinaria resiliencia, reafirmando su compromiso con sus audiencias. Su labor, tanto dentro como fuera del país, constituye un acto de resistencia frente a un contexto adverso que pone en peligro su seguridad y viabilidad económica. Sin embargo, este esfuerzo enfrenta grandes obstáculos, particularmente la falta de recursos y el constante riesgo de represalias», concluye el estudio de la FLED.
La Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia, con este informe, hace un llamado urgente a la comunidad internacional y a la sociedad civil para que intensifiquen su respaldo, a fin de salvaguardar no solo la libertad de expresión, sino también la vida de quienes se atreven a contar las historias que el poder quiere ocultar.