El novio de Tyra Gisell Cisneros Martínez, la joven de 17 años con un historial académico sobresaliente, asesinada el fin de semana pasado por su padre, Ronald Antonio Cisneros Mejía, de 50 años, quien luego se suicidó, hizo revelaciones sobre los días previos al crimen, incluyendo el suministro de pastillas Lorazepam por parte del padre de la víctima y un perturbador abrazo con un cuchillo. Pero no se imaginó que iba a desencadenarse en una tragedia.
Tyra había vivido con su abuela materna desde agosto de 2023, después de la separación de sus padres.
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Pero su padre, que había estado trabajando en Costa Rica, regresó a Nicaragua el 23 noviembre de 2024 y convenció a Tyra para que viviera con él en una casa alquilada en el barrio Pancasán de Camoapa, Boaco, lugar donde ocurrió el crimen.
La relación entre padre e hija dio un giro oscuro. El novio de Tyra, Deyri Espinoza, reveló que ella le había contado que su padre le daba pastillas de Lorazepam para dormir, lo que la hacía sentir “débil y moribunda”.
Joven no reportó la situación extraña por temor a equivocarse
Deyri dijo a un medio oficialista que a pesar de ver raro lo que sucedía no reportó la situación a las autoridades por temor a equivocarse.
El jueves 23 de enero de 2025, Tyra expresó a través de una llamada telefónica con su novio un miedo creciente hacia su padre, describiendo un abrazo extraño durante el cual él sostenía un cuchillo. A la mañana siguiente, ella y Deyri tuvieron su última comunicación.
Deyri, al no tener noticias de Tyra, pidió a sus amigos que la buscaran. Una amiga de ella fue a buscarla a su casa, y al tocar el portón, nadie respondió.
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El sábado 25 de enero, otro amigo de ellos, Jairo Jirón, entró en la casa saltando el muro y descubrió la horrible escena: Tyra yacía muerta con múltiples heridas defensivas en las manos, y su padre estaba muerto cerca, habiendo usado el mismo cuchillo para quitarse la vida.
Una carta encontrada en la escena, escrita por el padre, expresaba remordimiento y un deseo de no dejar sufrir a su hija. Deyri, devastado, expresó su culpa por no haber denunciado a las autoridades el comportamiento preocupante del padre de Tyra.
“Nunca imaginé que él pudiera hacer algo así, porque parecía que la quería. A veces pensaba que todo era una confusión o imaginación de ella. Si hubiese actuado, tal vez las cosas serían diferentes”, dijo Deyri entre lágrimas.