Daniel Ortega reconoció este lunes 24 de junio que la implementación en Nicaragua de su plan para establecer el límite máximo de velocidad a 50 kilómetros por hora se realizó sin una estrategia previa y sin analizar el impacto que esta medida tendría en el tránsito vehicular.
En un acto público en el que ascendió a oficiales a comisionados generales, manifestó que 15 días durará la fase de prueba del nuevo límite de velocidad en el país.
“Hay que hacer un conteo, cuando empezamos a aplicar esta medida para evitar muertes, accidentes en las carreteras, en las calles de la ciudad, cuánto es el promedio que teníamos antes”, dijo el dictador.
Aunque no admitió que la medida ha provocado caos en el tráfico de Managua, justificó su fase de prueba. “Se trata de salvar vidas, y nos cuesta entender eso porque a todos nos gusta correr, pero ¿cuántos muertos, cuánto sufriendo en las familias con aquellos que fallecen?”, manifestó, explicando la necesidad de “sacar el promedio a partir de esa fecha y dejar pasar unos 15 días más”.
La medida aplicada
La Policía Nacional, siguiendo órdenes del dictador Ortega, informó que a partir del 17 de junio el límite de velocidad en las carreteras de Nicaragua sería de 50 kilómetros por horas.
La implementación de estos nuevos criterios generó diversas reacciones entre la población. Mientras algunos respaldan las medidas como necesarias para reducir la mortalidad vial, otros expresan preocupación por el impacto económico de las multas y la falta de claridad en la comunicación oficial sobre los cambios.
¿Qué se sabe de los nuevos límites de velocidad en las carreteras de Nicaragua?
La aplicación de estos nuevos parámetros significa que los conductores deben ajustar sus hábitos de manejo para evitar sanciones económicas.
Las multas por incumplimiento ya están en marcha y alcanzan los 2,500 córdobas, una cifra considerable que puede impactar significativamente en la economía familiar.
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