La tradicional procesión de «Minguito» se vio opacada por una riña que estalló en plena vía pública, quebrando la atmósfera de recogimiento que caracteriza esta centenaria celebración religiosa.
El altercado
El enfrentamiento se desencadenó cuando la imagen de Santo Domingo de Guzmán transitaba por las calles capitalinas, en su recorrido desde Las Sierritas hacia la iglesia que lleva su nombre en el centro de Managua. Un grupo de individuos protagonizó una pelea que se prolongó varios minutos, generando conmoción entre los miles de fieles que acompañaban la procesión.
#EnVideo 🛑 La tradicional procesión de Santo Domingo en Managua se vio opacada por una riña que estalló en plena vía pública este 1 de agosto.
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Los hechos ocurrieron a metros de distancia de la venerada estatua, mientras devotos pintados de negro y rojo continuaban con sus danzas tradicionales, ajenos inicialmente al tumulto que se formaba a sus espaldas.
Ausencia policial
Lo más llamativo del incidente fue la pasividad de los efectivos policiales presentes en el lugar. A pesar de tener conocimiento del disturbio y encontrarse en las inmediaciones, los agentes del orden no tomaron medidas para dispersar a los involucrados ni para restablecer la tranquilidad.
Esta inacción contrasta con el operativo de seguridad tradicionalmente desplegado durante las festividades patronales, cuando cientos de uniformados suelen resguardar el recorrido procesional.
Contexto de la celebración
La procesión forma parte de las festividades en honor a Santo Domingo de Guzmán, conocido cariñosamente como «Minguito», que involucra el traslado de la estatua desde la Iglesia de Las Sierritas hasta la Iglesia Santo Domingo de Managua. Esta tradición, que data del siglo XIX, representa la fiesta patronal más concurrida de Nicaragua.
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La celebración alcanza su máximo esplendor entre el 1 y el 10 de agosto, cuando miles de promesantes recorren las calles capitalinas en una manifestación de fe que trasciende generaciones.
Impacto en los devotos
El altercado generó desconcierto entre los asistentes, muchos de los cuales habían madrugado para acompañar la procesión desde sus primeras horas. Familias enteras que participaban en la tradición se vieron obligadas a alejarse del foco del conflicto, interrumpiendo abruptamente su experiencia devocional.
La riña representó una mancha en una celebración que tradicionalmente se desarrolla en un ambiente de armonía y espiritualidad, donde los participantes expresan su fe a través de danzas, cánticos y el cumplimiento de promesas.
Nicaragua Investiga
