Cada vez son más los nicaragüenses que abandonan el país en medio de la crisis social, económica y política que asola a Nicaragua desde hace tres años. Sólo en el mes de julio fueron reportados 13 391 nicaragüenses tratando de ingresar irregularmente a los Estados Unidos, según el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de ese país, mientras que a Costa Rica huyeron, al menos, 85 000 personas desde el inicio de la crisis en 2018, según ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados.
Costa Rica y Estados Unidos son los destinos principales para quienes huyen no sólo de las condiciones críticas, sino también de la represión gubernamental denunciada tanto por opositores como por organismos internacionales. Un gran número de estos migrantes recurre por necesidad a vías migratorias irregulares que los dejan a merced del crimen organizado y el abuso de autoridad, sobre todo en el caso de los Estados Unidos.
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“Mi viaje a Estados Unidos fue duro” dice Jorge Pavón, de 42 años. “Estuve un mes en Guatemala y una semana entre Texas y Miami. Llegué delgado a Miami”. Pavón asegura que el viaje y las condiciones en las que estuvo son “una experiencia que no volvería a repetir” y que lo hizo porque su familia “lo quería lejos, pero no muerto”. Su historia es una de muchas que, a menudo, toman un giro trágico.
Aunque es casi imposible saber con certeza la escala real de la migración irregular de nicaragüenses a EE. UU., las estadísticas del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos recopilan 31 716 nicaragüenses encontrados tratando de entrar irregularmente al país entre enero y julio de 2021. Estos números superan las cifras de 2020, donde se reportaron un total de 3 430 encuentros en todo el año, casi diez veces menos.
Según las estadísticas del Servicio, de la cifra total del corriente año fiscal 2021, que cubre desde octubre de 2020 y terminará en septiembre de 2021, se cuentan 18 934 adultos, 12 781 individuos en unidad familiar, 1 468 menores no acompañados y sólo 3 menores acompañados encontrados tratando de entrar irregularmente a Estados Unidos.
Es notorio el repunte de migrantes que reporta el Servicio alrededor del pasado mes de julio, cuando se cuentan 13 391 encuentros, duplicando los 7 441 encuentros de junio y eclipsando los 153 de julio de 2020. Este repunte se manifiesta en medio de una oleada de represión por parte del gobierno iniciada a finales de mayo con la detención de extrabajadores de la extinta Fundación Violeta Barrios de Chamorro. Desde entonces más de treinta opositores de diversos trasfondos, entre ellos siete aspirantes a la presidencia, han sido detenidos por el gobierno.
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La administración Biden anunció a finales de julio a través del sitio del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que retomaría las deportaciones rápidas con vuelos a Centroamérica, lo que significa que algunos grupos que crucen la frontera sur deberán salir del país sin una audiencia ante un juez de inmigración. Las deportaciones exprés habían sido suspendidas temporalmente en febrero debido al peligro de contagio de COVID-19, según el Departamento de Seguridad Nacional.
“El asilo y otras vías migratorias legales deberían estar prontamente disponibles para quienes las necesiten. Esta administración está comprometida a considerar justa y eficientemente las solicitudes de asilo. Aquellos que no busquen protección o que no califiquen serán regresados a sus países de origen” informó el Departamento de Seguridad Nacional en su comunicado del 30 de julio (en inglés).
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