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Nicaragua 2026 ¿Reeleccón de Ortega o ascenso de Rosario Murillo?

La sucesora inmediata de Daniel Ortega es Rosario Murillo. Si se reelige en el 2026, Ortega se estaría manteniendo en el poder hasta más de 85 años, si no muere antes. Opositores recuerdan que tanto Ortega como Murillo tienen en contra «la edad biológica».

Con casi 80 años, al dictador nicaragüense Daniel Ortega no le queda mucho tiempo de vida ni facultades físicas ni mentales para mantenerse en el poder, según muchos de sus oponentes. Por eso hay quienes consideran que ya está preparando su relevo, sea por su fallecimiento o bien ante una evantual enfermedad que lo incapacite.

Las apuestas de relevo que se manejan son su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, y su hijo Laureano Ortega, quien es su asesor.

En una entrevista reciente con INFOBAE, el exjefe del ejército y hermano del dictador, general en retiro Humberto Ortega, descartó la posibilidad de tal relevo, lo que devino en represalias por parte del régimen, a tal punto de darle casa por cárcel y la posterior arremetida verbal de Daniel Ortega en un acto público, tachándolo de «traidor de la patria».

Algunos opositores afirman que fue la respuesta de Rosario Murillo a la entrevista en INFOBAE, en la que Humberto Ortega la ninguneó a ella y a sus vástagos.

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En todo caso, lo ocurrido con Humberto Ortega ha sido un solo caso de una larga lista de medidas emprendidas por el régimen contra todo aquel que se atreva a criticarles, independiéntemente de la posición que ocupen.

«Las dictaduras más totalitarias a menudo emplean una variedad de tácticas para sostener el poder, incluso después de la muerte del dictador. Estas tácticas incluyen la represión sistemática de la oposición, el control absoluto de los medios de comunicación, la manipulación del sistema judicial, y la construcción de un culto a la personalidad alrededor del dictador. Este control total sobre el aparato estatal y la narrativa pública permite a las dictaduras no solo mantener el poder mientras el dictador vive, sino también establecer una sucesión dinástica», explica el politólogo y férreo opositor Félix Maradiaga.

Sobre esto último, el también exreo político, recuerda que «históricamente, varios dictadores han hecho todo lo posible para asegurar que sus hijos o descendientes asuman el poder tras su muerte» y recuerda casos tan emblemáticos como Kim Il-sung de Corea del Norte, «quien preparó meticulosamente a su hijo Kim Jong-il para sucederle» y luego este hizo lo mismo con su hijo Kim Jong-un.

«En Siria, Hafez al-Assad consolidó su régimen para que su hijo Bashar al-Assad pudiera tomar el poder sin oposición significativa. En estos casos, el régimen no solo sobrevivió al dictador original, sino que también continuó bajo el control de la familia», explica.

Sin embargo, explica que «no todas las sucesiones dinásticas en dictaduras tienen éxito», ya que se puede dar el rechazo al heredero del poder, ya sea por parte de la élite gobernante, el ejército, o el pueblo».

«La falta de legitimidad del sucesor, junto con la incapacidad para mantener el mismo nivel de control y represión que el dictador original, puede llevar al colapso del régimen. Un ejemplo es el intento fallido de Jean-Claude Duvalier de mantener el régimen de su padre en Haití», recuerda.

Nicaragua, todo dado para que la sucesión ocurra

En el caso de Nicaragua, hay quienes vislumbran que la sucesión inmediata de Ortega será Rosario Murillo. Maradiaga también considera que ante la muerte de Ortega, las probabilidades de que su familia herede el poder, es lo esperado. Ante quienes creen que no existe probabilidad de ello, Maradiaga señala que los Ortega Murillo han logrado depurar los pilares que los sostienen en el poder.

«El plan de sucesión contempla imponer primero a Rosario Murillo y luego a sus hijos, especialmente a Laureano Ortega, quien ya ha empezado a ser promovido como el favorito de Ortega. Las probabilidades de una sucesión después de la muerte de Ortega son altas, ya que han logrado subyugar a todo el partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y convertirlo en un partido títere al servicio de la familia Ortega-Murillo. Asimismo, el ejército y la policía sandinista están sometidos a la voluntad de los Ortega-Murillo, ya que los oficiales con pensamiento independiente y más profesional fueron depurados mediante su retiro temprano», subraya.

Para el politólogo, este plan de sucesión familiar solo podría caerse bajo ciertas condiciones.

«Un cambio significativo en el contexto político internacional, que altere la correlación de fuerzas y afecte los planes de los Ortega, podría desestabilizar el régimen. Sin embargo, si no hay cambios significativos, el camino hacia la sucesión e implantación de Rosario Murillo seguramente será una realidad, dado que las condiciones actuales son favorables para una sucesión sin ninguna implosión», subraya.

Sin estrategia real opositora, la dinastía es un hecho

En un artículo de opinión reciente, el sociólogo y analista político Óscar René Vargas, recuerda que la estrategia de los Ortega Murillo es imponer en Nicaragua una sucesión dinástica al mejor estilo somocista.

«Con el nombramiento de Murillo como vicepresidenta se busca asegurar la sucesión dinástica; Ortega partía de la idea que el proyecto del canal interoceánico, la refinería y los otros proyectos (fábricas de aluminio, fertilizantes, Tumarín, etcétera) se iba a producir un crecimiento similar al de los años de 1950-1967, lo que hubiera facilitado la aceptación, por los poderes fácticos, de la sucesión dinástica. Sin embargo, todos esos proyectos se hicieron humo», afirmó.

«Al fallarle todos los megaproyectos indicados más la rebelión de abril 2018 y el surgimiento de las crisis, Ortega no ha tenido otra alternativa que utilizar la represión generalizada para permanecer el poder con el objetivo de hacer viable la sucesión dinástica, esperando en un “mañana” mejor», agrega.

En este sentido, Vargas aboga por un cambio de estrategia por parte de la oposición a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, ya que de lo contrario ocurrirá la sucesión dinástica.

«Por eso tiene que haber un cambio en la estrategia de la oposición, ya que la “salida en frío” incrementa las posibilidades de que la dictadura perdure. La oposición tiene que tener una estrategia multidimensional que combine las reivindicaciones inmediatas de la gente “de a pie” con una estrategia de corto y mediano plazo que debilite los pilares de sustentación del régimen Ortega-Murillo», exhorta.

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«Ortega va a morir en esa silla»

El exreo político Gabriel Putoy, un maestro originario del barrio indígena de Monimbó, Masaya, una de las localidades más rebeldes frente a la dictadura de Daniel Ortega, considera que difícilmente el dictador se imagina un minuto fuera de la silla presidencial.

Al respecto, recuerda que «los dictadores abandonan su silla» solo cuando «sus fuerzas han sido rebalsadas» y «no le son favorables». No obstante, cree que es imposible que Ortega ceda el poder antes de fallecer.

«Ortega va a morir en esa silla dictatorial a menos que nosotros como opositores cambiemos esa fuerza de correlación, a menos que nosotros como opositores hagamos algo para que él se sienta presionado, capaz de hacerlo forzar a situaciones en donde él vea que está vulnerable», expresa.

Putoy teme que incluso ante la muerte de Ortega no se informe exactamente cuando ocurra, ya que en la «mente perversa» de este tipo de sistemas de izquierda, aún a la muerte le sacan «ventaja» para así lograr «hacer la sucesión a quienes ellos crean que es la persona que lo va a relevar, como en el caso de Hugo Chávez, que se despidió, se fue y dejó a Maduro».

A Murillo tampoco le queda mucho tiempo

La brutalidad y todo el resto de abusos han hecho que las simpatías hace el Frente Sandinista estén en sus mínimos históricos, y Putoy recuerda que «en ese 15 por ciento o menos» de simpatizantes que aún apoyan a la dictadura Rosario Murillo no goza de simpatías. «No la ven como la lidereza y el liderazgo no se hereda», subraya.

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«Si ella cree que Ortega le va a endosar eso (el liderazgo), pues le va a constar», indica Putoy, quien también señala que Murillo igualmente es una mujer de avanzada edad (cumplirá 73 años el 22 de junio) y por tanto «difícilmente con esa edad va a tener para mucho».

Aunque no descarta que con el tiempo que le quede a Murillo «es posible» que pueda «arreglar» algunas cosas y así consolidar una dictadura dinástica.

Putoy considera que los Ortega tienen en contra la «edad biológica», a diferencia de la oposición que tiene a su favor que cuenta con personas de diferentes edades, lo cual es muy importante para lograr el cambio.

Autor
Nicaragua Investiga

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