El ministro de Interior, Justicia y Paz de Venezuela, Diosdado Cabello, escaló el tono beligerante contra Estados Unidos al advertir que su país responderá con represalias internas si Washington ejecuta alguna acción militar, en medio del mayor despliegue naval estadounidense en el Caribe de los últimos años.
“La batalla en la calle va a ser en moto. Algunos dicen, ‘que pasaron los aviones’, ¿y cuándo vas a poner los pies en el suelo?” dijo Cabello en un tono desafiante.
Durante su programa televisivo «Con el Mazo Dando», Cabello delineó lo que considera la estrategia defensiva venezolana: «Si aquí ocurriera algo, que no va a ocurrir, nosotros iremos a por los que pidieron invasiones, bloqueos, sanciones que nos atacan». Sus declaraciones representan una amenaza directa contra sectores de la oposición venezolana que han respaldado las sanciones internacionales.
🇻🇪🚨 | ÚLTIMA HORA: El narcoterrorista Diosdado Cabello dice que habrá guerra en las calles con EEUU 🇺🇸: “La batalla en la calle va a ser en moto. Algunos dicen, ‘que pasaron los aviones’, ¿y cuándo vas a poner los pies en el suelo?”.
¿Y no es que era “humo” y “fake News”? pic.twitter.com/Af76SR2uIo
— Eduardo Menoni (@eduardomenoni) August 28, 2025
El número dos del chavismo caracterizó el enfrentamiento con Washington no como una guerra convencional, sino como una campaña de represalias internas que tendría como objetivo principal a quienes considera colaboradores del gobierno estadounidense. El ministro del país latinoamericano aseguró que responderán con bloqueos e invasiones en caso de que algo ocurra.
Escalada militar sin precedentes
La retórica de Cabello se produce en el contexto de la mayor demostración de fuerza naval estadounidense en aguas caribeñas de la última década. En una inusual demostración de poder naval, Estados Unidos ha comenzado a desplegar numerosos buques de guerra y personal militar en aguas de América Latina y el Caribe para presuntamente combatir los cárteles de la droga.
Maduro manda barcos y drones a «patrullar» las costas venezolanas
La operación militar incluye los buques USS San Antonio, USS Iowa Jima y USS Fort Lauderdale que transportan 4.500 efectivos, entre ellos 2.200 marines. Adicionalmente, se trata del USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson, buques guiados por misiles con capacidades para rastrear y neutralizar amenazas aéreas y marítimas de forma simultánea.
El despliegue se ha ampliado progresivamente hasta alcanzar ocho buques de guerra a las aguas del Caribe y el Pacífico cerca de varios países de América Central y del Sur, un aumento significativo para una región que rara vez ha visto una presencia tan grande de buques militares estadounidenses.
Respuesta escalonada del régimen
Cabello admitió la seriedad del despliegue estadounidense, calificándolo como algo «muy serio» y reconociendo que el despliegue naval de EEUU no es un juego. Sin embargo, mantuvo su postura desafiante al cuestionar los verdaderos objetivos de la operación.
El venezolano señaló que el tráfico de drogas hacia EE.UU. se da principalmente por el océano Pacífico y no por el Caribe, por lo que para él, la movilización no parece tener como objetivo frenar la salida de drogas.
El intercambio de declaraciones ha alcanzado niveles inéditos de hostilidad. Washington respondió a las provocaciones venezolanas calificando a Cabello y su círculo como «pandilla» de ser responsables de «destruir» el país.
Tensión diplomática en su punto más alto
El cruce más reciente entre los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela alcanzó un punto álgido este mes, cuando ambos países involucraron activos militares en su disputa. La crisis se profundizó después de que Trump aumentara la recompensa por la captura de Nicolás Maduro y anunciara que está dispuesto a «usar todo su poder» para detener el tráfico de drogas hacia su territorio.
Maduro, por su parte, ha minimizado las amenazas estadounidenses, calificándolas como una «guerra de declaraciones» mientras mantiene su postura de que «Ningún imperio va a venir a tocar suelo sagrado de Venezuela».
La escalada actual representa el punto más crítico en las relaciones entre ambos países desde el inicio del segundo mandato de Trump, con implicaciones que trascienden las fronteras venezolanas y que mantienen en vilo a toda la región caribeña ante la posibilidad de un enfrentamiento militar directo.
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