Muchas cosas han cambiado en los últimos cinco años para los cubanos que aspiran a alcanzar el sueño americano.
Desde el fin en 2017 de la política de Pies Secos, Pies Mojados –que otorgaba beneficios inmediatos con solo pisar suelo estadounidense- el camino hacia el privilegio de poder solicitar la residencia permanente en Estados Unidos después de un año y un día se estrecha cada vez más para los migrantes irregulares procedentes de la isla.
«Yo entré por la frontera con México justo antes de que [el entonces presidente de EEUU, Barack] Obama quitara Pies secos, Pies Mojados, solo unos días antes. Me dieron beneficios, food stamps y mi permiso de trabajo me llegó enseguida. Luego me acogí a la Ley de Ajuste y me llegó la residencia cuatro meses después», contó a la Voz de América, Susel Alonso, una profesora cubana radicada en Miami.
Su hermano, Frank Alonso, llegó solo siete meses después con una visa de turista y tuvo que «esperar al año y un día para pedir la residencia», el plazo fijado en la Ley de Ajuste Cubano (CAA, por sus siglas en inglés), un beneficio único en su tipo que da a los nacionales de Cuba una vía segura a la añorada green card estadounidense y que data de la década de 1960.
La profesora dijo que su hermano no tuvo «nada de los beneficios que daban antes, él tuvo que estar sin nada, sin papeles ni nada hasta que se cumpliera el plazo». No obstante, reconoció que «aún así, es una vía mucho más simple y segura» para regularizar el estatus migratorio en EEUU que «lo que tienen que pasar otros como mexicanos, colombianos, venezolanos».
«Sabemos que somos privilegiados», admitió Alonso. Sin embargo, los cubanos que llegan a la frontera sur de EEUU con México ya no lo tienen tan fácil.
¿Se acabó lo que se daba?
Abel Caminero, un habanero que entró por El Paso, Texas, en diciembre pasado, no recibió el «parole» o permiso necesario para luego poder regularizar su estatus bajo la CAA. «Me dieron un formulario y me dijeron que luego me deben dar cita para mi caso de asilo, pero me dijo mi abogado que eso tardaba años».
«Mientras, estoy en Miami, viviendo en casa de mi primo y trabajando en lo que puedo, pero todavía sin un rumbo fijo ni posibilidades reales todavía para aplicar a la Ley. Igual, no pierdo las esperanzas», aseguró a la VOA.
Cubanos y nicaragüenses todavía podían entrar a EEUU a través de la frontera sur con México, a pesar del aún vigente Título 42, la polémica medida de salud que permite devolver a territorio mexicano a los solicitantes de asilo.
Los históricos récords en las llegadas de migrantes a la frontera con México durante el año fiscal 2022, sobre todo desde Cuba, Nicaragua y Venezuela, provocó que la administración del presidente Joe Biden se moviera para tratar de frenar la crisis y pusiera en marcha un parole humanitario, primero para venezolanos y luego extendido a nicaragüenses, cubanos y haitianos.
Este programa combina la concesión de 30.000 visas al mes para ciudadanos de estos cuatro países con la restricción de las entradas irregulares. Quien trate de entrar ilegalmente no será elegible para el parole, advirtió Biden en enero.
Recientemente, el Departamento de Seguridad Nacional de EEUU anunció que desde la implementación de esta medida, las entradas irregulares de nacionales de estos países cayó en un 97 %.
La abogada de Inmigración, Rosaly Chaviano, explicó a la VOA que la medida tiene un «lado positivo» porque «ayuda a controlar el tráfico humano que está existiendo desde Nicaragua» y da los migrantes de una «vía directa y mucho más rápida» para llegar a EEUU de manera legal desde sus propios países.
Sin embargo, Chaviano apuntó que las 30.000 visas mensuales son solo una fracción del número de personas que lograban entrar a EEUU antes del programa. «Da un poco de alivio, pero a la vez, hay tantas otras personas a las que no se le va a dar una solución», indicó.
«Como los demás» pero aún con ventajas
«En estos momentos desafortunadamente, los cubanos sí están siendo tratados como cualquier otra nacionalidad a la hora de entrar a EEUU (….) Aquí no hay ningún tipo de preferencia», insistió Chaviano, quien mencionó la «gran incógnita» y la confusión entre quienes ya estaban México en ruta a EEUU.
La abogada reconoció que recibe muchas preguntas de cubanos que quieren saber cómo llegar a territorio estadounidense. «La respuesta es: no puedes llegar, porque si entras te van a devolver a México y vas a ser inelegible para el programa de parole», puntualizó.
A pesar de la restricción en las llegadas, analistas apuntan que, a pesar de todo, el privilegio de la Ley de Ajuste Cubano se mantiene, aunque sí ya no estará abierta a tantos migrantes como antes.
«La Ley de Ajuste Cubano solo puede ser derogada por el Congreso (…) Por el momento, no parece haber voluntad política para eliminar dicha ley, especialmente en un contexto ideológico tan polarizado como el actual y donde la inmigración figura como uno de los temas más divisivos en la sociedad estadounidense», dijo a la VOA el director del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de Florida, Jorge Duany.
Para Duany, experto con años investigando el tema, la «Administración Biden está tratando de caminar una cuerda floja: frenar el enorme flujo de indocumentados cubanos sin trastocar la base legal que permite a la mayoría de ellos convertirse en residentes permanentes de Estados Unidos bajo la Ley de Ajuste Cubano».
En su opinión, aún «está por verse» si estas nuevas regulaciones «cambiarán sustancialmente la situación de los inmigrantes cubanos que buscan entrar clandestinamente por la frontera».
En esto coincide la profesora de la Universidad de Boston, Susan Eckstein, autora de ‘El privilegio cubano: la formación de la desigualdad migratoria en EEUU’. Para Eckstein, «el impacto de la nueva política de Biden queda por ver» porque «depende de cuántas visas parole les asigne a los cubanos; sospecho que una gran parte de las 30.000 visas mensuales prometidas», advirtió a la VOA.
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Un beneficio que distingue
Para calificar a la Ley de Ajuste Cubano, uno de los principales requisitos -además de ser ciudadano cubano- es haber sido «inspeccionado» en un punto de entrada y «admitido» legalmente, «un tecnicismo legal importante», en opinión del profesor asociado de Historia , Michael Bustamante.
El investigador y presidente de la Cátedra Emilio Bacardí Moreau de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami, recordó ante preguntas de la VOA que «los cubanos que entran por el nuevo programa de parole cumplirán con este requisito».
«En comparación con lo que venía sucediendo se restringe ahora el camino hacia la Ley de Ajuste, tal como ocurrió cuando la derogación de Pies Secos Pies Mojados y la posterior política restrictiva de la administración Trump en la frontera», afirmó Bustamante.
El nuevo programa limita las entradas, «algo que en sí marca una diferencia», pero, como resalta Bustamante, otros grupos como los venezolanos y nicaragüenses «no tienen una Ley de Ajuste a su disposición para convertir un parole (que no es más que un permiso temporal) de dos años, en residencia permanente. Los cubanos sí».
Por su parte, Eckstein coincidió en que los isleños «se mantendrán mínimamente privilegiados porque los cubanos son los únicos que tienen acceso a una Ley de Ajuste para convertirse en residentes permanentes legales. Para el resto de nacionalidades, la entrada es por dos años con derechos limitados».
«La posibilidad de entrar por la frontera ha sido más igualada, para mal, diría yo. Pero el acceso a una Ley de Ajuste para algunos beneficiarios de nuevos programas de parole sigue siendo algo que distinguirá el caso cubano», concluyó Michael Bustamante.
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