Las autoridades chinas designaron al nuevo obispo de Shanghái, la mayor diócesis católica del país, en un nombramiento unilateral contrario a un acuerdo que prevé un proceso coordinado con el Vaticano.
La Santa Sede indicó el martes por la noche que había sido informada «hacía unos días» de la traslado de monseñor Shen Bin, obispo de Haimen, a la diócesis vecina de Shanghái.
«De momento, no tengo nada que decir sobre la evaluación que hace de este tema la Santa Sede», declaró el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, precisando que se había informado por los medios de comunicación de la toma de funciones del obispo, el martes.
El gobierno chino no dio ninguna indicación y la embajada de China cerca de la Santa Sede, con quien contactó AFP, no ofreció declaraciones.
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En octubre, el Vaticano y el régimen comunista de China prorrogaron dos años el acuerdo que firmaron en 2018 sobre la espinosa cuestión de los nombramientos de obispos en China, en medio de tensiones por la situación de los católicos en el país.
Pero a finales de noviembre, el Vaticano dio cuenta de su «sorpresa» por el nombramiento de un obispo en una diócesis de China no reconocida por la Santa Sede, algo que «lamentó», considerando que la medida violaba el pacto de 2018.
El texto, cuyo contenido no fue divulgado, busca reunir a los católicos chinos que hay repartidos entre las Iglesias oficial y clandestina, y hacer que el papa tenga la última palabra a la hora de nombrar obispos.
«Lo lógico sería que la Santa Sede no esté contenta con que un obispo de una diócesis tan importante como la de Shanghái sea nombrado sin su [previo] acuerdo», declaró el miércoles el misionero italiano Gianni Criveller, especialista de la Iglesia católica en China.
«El problema no es informar, sino decidir juntos el nombramiento», añadió, incidiendo en la gravedad del asunto, dadas las relaciones «muy complicadas» que mantienen ambos Estados.
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