El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó este martes a la corte federal de Miami para ser encausado formalmente en un proceso relacionado con la posesión de documentos clasificados, el primero de su tipo contra un exmandatario en la historia del país.
Las decenas de manifestantes – a favor y en contra del exgobernante – y periodistas reunidos en las afueras del juzgado esperaban ver Trump a su llegada, pero la policía y agentes de seguridad acordonaron previamente la zona por razones de seguridad.
Las palabras del propio Trump, prueba clave en el caso en su contra
Trump arribó en la tarde del lunes a la Florida desde Nueva Jersey, en una pausa en su campaña por la nominación republicana en las elecciones presidenciales de 2024. El polémico expresidente enfrenta varios procesos judiciales y ha dicho, que de ser encontrado culpable, nunca se va a rendir en la carrera por la Casa Blanca.
Trump salió de su resort en el Doral, al oeste de la ciudad, sobre la 1:30 pm en camino a la corte federal, a donde llegó unos 20 minutos después. Está previsto que se le tomen huellas dactilares a Trump de manera digital y se le informe oficialmente de los cargos para luego tomarle una declaración de culpabilidad en una vista programada para las 3 pm horal local (1900 GMT).
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La audiencia estará cerrada a las cámaras y trasmisiones en vivo como ya sucedió en abril pasado, cuando ante un juzgado estatal en Manhattan, Nueva York, Trump se declaró inocente frente a cargos por uso indebido de fondos de campaña en pagos a una estrella de cine para adultos.
En este caso, levantado en su contra en un juzgado federal, el expresidente tendrá defenderse en 37 cargos, que incluyen serios elementos como la posesión y mal manejo de documentos clasificados, y obstrucción.
El ambiente fuera de la corte comenzó a animarse aún más poco antes de la llegada del exmandatario. Desde la mañana decenas de simpatizantes y detractores de Trump se reunieron frente al juzgado para manifestar su apoyo o rechazo contra el magnate, que levanta pasiones a su paso.
Aunque las confrontaciones fueron en su mayoría de palabra, la policía cerró el acceso a las calles aledañas para para investigar una posible amenaza de bomba que luego dijeron que no representaba ningún peligro.
El alcalde de Miami, Francis Suárez, dijo a los periodistas fuera del juzgado que no había habido ningún problema de seguridad. Suárez había asegurado que la ciudad estaba preparada para enfrentar protestas de hasta 50.000 personas.
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