La dictadora Rosario Murillo no se cansa de ofender a los opositores y, al mediodía de este martes 19 de septiembre, volvió a acusarlos de cosas que a ella misma se le achacan.
Tras enumerar supuestos beneficios para el pueblo, Murillo se acordó de los opositores diciendo: «Me imagino lo difícil que debe ser estar entre esos nicaragüenses que, llenos de odio, todavía envenenado el corazón, despotrican contra todos los logros del pueblo, de las familias nicaragüenses, que estamos en paz por gracia de Dios y que custodiamos la paz. Debe ser muy difícil estar en esa piel, por no decir pellejo».
Sin embargo, las palabras de Murillo denotan que «vive angustiada por lo que hace la oposición», analizó la exprisionera política Dora María Téllez.
«Es un discurso repetitivo y obsesivo. Se ve que vive preocupada y angustiada por lo que hace la oposición, las personas a las que han desterrado, a quienes persiguen y la mayoría del pueblo que hace resistencia», expresó Téllez, también comandante guerrillera de la revolución sandinista.
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«Construye una contramemoria»
En su arenga de este martes, Murillo volvió a acusar a los opositores de ser los malos en la crisis socio-política que vive Nicaragua, a pesar de que es su régimen y el de su esposo Daniel Ortega el que está señalado de haber cometido crímenes de lesa humanidad en contra de la población nicaragüense.
Murillo dijo que sus detractores están llenos de «servilismo» y «vendepatrismo» y que les es muy difícil ver «los milagros, los portentos, los prodigios» que se producen en la Nicaragua gobernada por ella y Ortega.
«(Los opositores tienen) una negación irracional de las realidades que sostenemos con tanto orgullo las familias nicaragüenses, negación y perversión. Pero bueno, los llamamos siempre a ver la paja en el ojo propio y no en el ajeno. Nadie es perfecto, pero de corazón noble es reconocer la envidia, la codicia, la ambición y el servilismo ciegan a tanta gente. Dios quiera que vayan abriendo sus corazones. Dios quiera que se perdonen a sí mismo para ver siempre más allá», manifestó la dictadora.
A juicio del especialista en derechos humanos, Uriel Pineda, lo que hace Murillo es construir una «contramemoria».
«Puedo advertir que hay una construcción de contramemoria. El vende patria, el traidor, el servil es el que cuestiona y critica al régimen e invoca ciertos elementos de espiritualidad, la lógica del enemigo», indicó Pineda.
A Pineda también le llamó la atención las últimas palabras de Murillo, porque asoman la posibilidad de un diálogo.
«Habla de que se perdonen. Lo que hay que entender es que hay un desgaste de la situación, tanto del lado opositor como del lado oficialista. Más temprano que tarde, tendrá que volverse a hablar de diálogo porque no existe otra salida para la crisis socio-política que vive Nicaragua», concluyó el abogado.
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Se siente insegura
Por su parte, Dora María Téllez dijo que «Rosario Murillo tiene una grave negación de la realidad característica de quienes detentan un poder total que se erosiona de manera definitiva».
Según Téllez, Murillo se niega a ver lo que sucede y cree que sus palabras lograrán fabricar «lo que pinta en sus fantasías de poder».
«Si se sintiera segura, tranquila y confiada en su poder y el de su régimen dictatorial, ni siquiera se referiría a quienes nos oponemos a ellos», finalizó diciendo Téllez.
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