Violencia extrema del régimen Ortega ha quebrantado salud de exiliados

El Centro de Asistencia Legal Interamericano de Derechos Humanos (Calidh), presentó el informe “Cuerpos desgastados por la represión – Salud y exilio de nicaragüenses”, el cual evidencia el quebrantamiento de la salud de los opositores en el exilio debido a la «violencia extrema» ejecutada por el régimen de Daniel Ortega desde abril del año 2018.

Para realizar este informe, Calidh partió de los casos de deterioro de salud de personas como el excarcelado y desterrado Kevin Solís; Miguelito Mora, hijo del periodista Miguel Mora; Carlos Valle; y doña Josefina Gurdián, fallecida en agosto pasado en Nicaragua y quien era madre y abuela de las expresas políticas Ana Margarita Vijil y Tamara Dávila.

“Las indagaciones nos permitieron confirmar, lamentablemente, que el exilio y la represión han provocado profundos estragos en la población consultada en niveles que Calidh no podía ni siquiera anticipar antes de la elaboración de este informe”, dice el informe.

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Violencia estatal provocó ansiedad, hipertensión y cardiopatía

De acuerdo al organismo, el deterioro de la salud de los exiliados es sobre todo por la “recepción de la violencia extrema y potente que el Estado de Nicaragua perpetró contra la población civil desde el 18 de abril de 2018”.

“Los problemas relacionados con ansiedad, depresión, hipertensión y cardiopatía que indicaron aparecieron con la crisis da cuenta de que el plan articulado del régimen nicaragüense no sólo consistía en imponer el terror mediante asesinatos y arrestos que detuvieran abruptamente las miles y masivas manifestaciones”, señala Calidh.

La organización detalló que antes del estallido social de abril de 2018 casi el 90 por }ciento de los encuestados para este estudio consideraba que su salud era buena o regular, pero la situación cambió tras el inicio de la crisis. La misma población (90 porciento de encuestados) confirmó que salud empeoró, desmejoró o se enfermó.

Calidh aclaró que este no es un estudio médico sino que está basado en las percepciones de quienes respondieron la encuesta y que los hallazgos por tanto no son concluyentes en sentido por el carácter exploratorio del informe, pero insisten en “que los gremios médicos en el exilio deben elaborar reportes especializados que permitan profundizar y dar certezas científicas de los aspectos relevados en este documento”.

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Entre las conclusiones de la organización están también que:

• Existe un plan articulado y sistemático del Estado de Nicaragua de provocar dolosamente un deterioro generalizado de la salud de los nicaragüenses como parte de la imposición del terror y la violencia extrema.
• El estrés postraumático y la ambivalencia emocional son las principales causas a las que los exiliados atribuyen tanto la aparición de nuevas enfermedades como el empeoramiento de las que ya padecían antes del exilio.
• Tanto el estrés postraumático como la ambivalencia emocional que atraviesan los exiliados los predispone y pone en riesgo a nuevos padecimientos y enfermedades ante posibles depresiones del sistema inmune.

Los datos de Calidh revelan que tres cuartas partes de los exiliados están enfermos, ya sea porque sus situaciones previas al exilio empeoraron o por la aparición de nuevas enfermedades.

El organismo considera preocupante que la mayoría de exiliados afirman tener problemas al momento de acceder a la salud porque no tienen dinero para pagar la atención médica o porque fueron discriminados en los hospitales públicos, otra razón es porque desconfían del sistema de salud del país en que residen.