La decisión de Estados Unidos de suministrar minas antipersona a Ucrania responde a un cambio de las tácticas rusas en el campo de batalla, con las que Moscú favorece cada vez más a la infantería, dijo el miércoles el Secretario de Defensa, Lloyd Austin.
«Sus fuerzas mecanizadas ya no están a la cabeza. Avanzan a pie para poder acercarse y hacer cosas que abran el camino a las fuerzas mecanizadas», declaró Austin a la prensa durante una visita a Laos, país asolado desde hace tiempo por este tipo de armamento.
Los ucranianos «necesitan cosas que puedan ayudar a frenar este esfuerzo por parte de los rusos», añadió en un momento en el que el avance de las tropas rusas se acelera en el este de Ucrania.
Este cambio se produce pocos días después de que Washington diera luz verde a Ucrania para atacar territorio ruso con misiles de largo alcance de fabricación estadounidense, una línea roja para Moscú.
La decisión sobre las minas antipersonales fue inmediatamente criticada por los grupos de defensa de los derechos humanos por el riesgo que suponen para la población civil.
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La Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Terrestres (ICBL, por sus siglas en inglés) denunció el miércoles la decisión como «desastrosa», y el grupo -que ganó el Premio Nobel de la Paz en 1997-, afirmó que «trabajará para conseguir que Estados Unidos revierta su decisión».
Según Austin, las minas suministradas por Estados Unidos serán «no persistentes», es decir, estarán equipadas con un dispositivo de autodestrucción o autodesactivación, lo que teóricamente limitaría los riesgos para la población civil.
Las llamadas minas antipersonas «no persistentes» pueden autodestruirse o quedar inactivas tras perder la carga de su batería.