El teletrabajo y la educación virtual han llegado como una medida ideal para proteger la vida de las personas, pero ¿todos pueden acceder?
Ante la fácil propagación del Covid-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró desde el inicio de la pandemia la importancia del distanciamiento social como una de las principales medidas para evitar el contagio.
Por lo que el organismo ha llamado a todas las naciones del mundo a adaptar e implementar medidas de distanciamiento físico y restricciones de movilización para contener los brotes.
En Nicaragua, a pesar de contar con transmisión comunitaria, no se ha establecido de forma oficial una cuarentena o medidas que reduzcan la exposición de las personas.
Contrario a lo que contempla la OMS en su “Estrategia frente a la Covid-19”, de cerrar los centros de trabajo no esenciales y centros de estudio, el gobierno de Nicaragua ha reiterado en diversas ocasiones que “no se parará el trabajo”, confirmando su posición de priorizar la economía del país frente a la emergencia sanitaria.
Asociaciones médicas llaman a cuarentena voluntaria
Sin embargo, tras el llamado de Asociaciones Médicas, a establecer una cuarentena voluntaria, varios nicaragüenses han decidido implementar su propio protocolo de protección y aislamiento social.
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Pero, ¿qué sucede con aquellos que no son capaces de implementar estas medidas?
El distanciamiento social supone un costo económico que no todos los nicaragüenses pueden asumir y es acá donde el teletrabajo y la educación virtual parece ser una alternativa que no está disponible para toda la ciudadanía.
Teletrabajo no detendría por completo producción
El teletrabajo ha sido una buena opción para no parar por completo la producción mundial, ha llegado como una medida ideal para proteger la vida de las personas y también continuar fortaleciendo el uso de las TIC.
La desventaja es que su implementación no puede llevarse a cabo por todos los sectores.
Guillermo Jacoby, presidente de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN), comparte que el teletrabajo “no es para todos” y que está centralizado a evitar el contagio en oficina.
La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) estima que entre el 55% y 60% de la población nicaragüense está en el subempleo, por lo que la mayoría depende de sus ingresos diarios.
Teletrabajo como medida alternativa
Entonces esta modalidad de trabajo no es una alternativa para estos sectores que representan más de la mitad de la población.
“La gente sale a trabajar por una cuestión de necesidad, están entre su salud o traer el ingreso” destaca Álvaro López de Funides.
Pero incluso aquellos que cuentan con la oportunidad de trabajar desde casa deben hacer frente a otro tipo de dificultades.
Jacoby destaca que el teletrabajo también agrega otros gastos a los trabajadores, como es la energía eléctrica, la cual normalmente sería asumido por las empresas, entonces esta modalidad “implica absorber ciertos gastos que antes uno no tenía”.
“El teletrabajo, en nuestra estructura, es un lujo que solo ciertas personas pueden darse, la mayoría de la población no lo puede hacer, estarían sacrificando sus ingresos” asegura López, especialista en temas económicos.
López considera que lo óptimo sería que el Estado brinde transferencias públicas como se ha establecido en otros países y ofrezca incentivos fiscales a las empresas para mantener el empleo de su personal.
Educación virtual
Por otro lado, la educación virtual también es un privilegio con el que no todos los niños y niñas nicaragüenses cuentan.
Hasta el momento los únicos colegios que han permitido a sus alumnos continuar con el plan educativo desde casa han sido los centros privados.
Según el Foro de Educación y Desarrollo Humano, “solamente el 15% de todos los niños en este país tienen algún dispositivo electrónico con posibilidades de conexión”.
Ante esto, Jorge Mendoza, director del Foro de Educación, asegura que en Nicaragua el mejor modelo a implementar sería el de educación a distancia, en lugar del virtual.
Esta modalidad establece que se reduzcan los encuentros entre docentes y estudiantes a una vez por semana o cada quince días, se elaboren guías de trabajo que los niños trabajen desde casa y entreguen durante el próximo encuentro.
Falta de equidad en sistemas educativos
El docente Rafael Meza considera que la suspensión actual de clases muestra la falta de equidad en los sistemas educativos, abriendo brechas que ya existían ligadas al tema de la accesibilidad.
De igual forma destaca que los afectados no han sido únicamente los alumnos, ya que también “los docentes han tenido que reaprender” debido a la costumbre al sistema educativo actual y la falta de acceso tecnológico.
Necesidad de mediadores pedagógicos competentes
Para establecer un sistema de educación virtual en Nicaragua hace falta contar con suficientes dispositivos electrónicos, que el Estado invierta en conexión gratuita, que el Ministerio de Educación cuente con plataformas de aprendizaje y que existan mediadores pedagógicos competentes, declara Mendoza.
“Como educador te preparas para cualquier dificultad” indica Meza y sostiene que para continuar con el proceso educativo de los estudiantes sin exponerlos es necesario romper la barrera del acceso.
De acuerdo a información oficial, el Mined estará implementando a partir del próximo 01 de julio la transmisión de teleclases durante el periodo de receso escolar.
Sin embargo, Meza asegura que aunque es positivo el hecho de brindar acceso a quienes no pueden aplicar el modo virtual, este sistema debe estar acompañado de otro tipo de recursos para lograr un adecuado desarrollo de las habilidades.
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