Los toma tierras acusan a Ortega de haber incumplido su promesa
Cuando los tranques aturdían a Ortega y le urgía desmontarlos para retomar el control, reclutó a una horda de gente de barrios y asentamientos en todo el país para ubicarlos en terrenos propiedad de empresarios privados, con eso pagaría a quienes le ayudaran a destruir a punta de bala las barricadas y a la vez, castigaría a la empresa privada por haberse puesto en su contra.
Hoy que los tranques fueron completamente eliminados, los tomatierras ya no son útiles para el Gobierno, que esta semana ha enviado a la Policía Nacional a desalojarlos al costo que sea.
Esta mañana fueron desmontadas las champas que construyeron más de 3,000 familias en terrenos ubicados en el antiguo Country Club en Carretera a Masaya. Se aprovecha así Ortega de la pobreza de la gente y juega con la necesidad de los más vulnerables ofreciéndoles beneficios que luego les quita cuando ya no son necesarios para sus fines.
«Nos quitaron 200 córdobas para un papel de amparo y hoy en día nos está viniendo la policía a traer y nos están desarmando la casita que tenemos y y soy una mujer que no tiene donde vivir, toda la vida he andado alquilando, ellos nos dijeron que estas tierras eran aseguradas», dijo entre llantos una mujer a Canal 10.
«Este es el resultado del Gobierno, así son las cosas. 500 pesos se pedía para ingresar aquí. Esto fue una sorpresa, la mayoría de las casas estaban bien levantadas, por eso la gente invirtió en comprar nos sentíamos seguros, sino nunca hubiésemos invertido tanto dinero», dijo otra mujer llorando al ver sus pequeñas casas destruidas.
En el desalojo participó la Policía Nacional, los antimotines, trabajadores de la Alcaldía de Managua y encapuchados abordo de camionetas Hilux.
«Dimos unas pequeñas cotizaciones, unas pequeñas cantidades para documentación papeleo y pasajes de las personas que nos apoyaron, nos habían prometido papeles como supuestamente la toma del terreno era legal, que el Presidente había legalizado la toma de estas tierras, siempre y cuando lo apoyaramos, pero ya vemos que no es así, siendo militante del Frente Sandinistas, teniendo carné desde que tenía 3 meses, fue parte del batallón 50-12 trabajando por 10 años sin ningún beneficio y ahora nos tiran a la calle», dijo con voz quebrada Máximo Hernández.
Los indignados desalojados dijeron que a cambio del terreno ellos debían apoyar al gobierno de Ortega, participando en marchas sandinistas y además ayudando a desmontar los tranques haciendo de paramilitares en diferentes puntos del país.
En el terreno había un rótulo que decia: «El Comandante se queda, y nosotros también». Ahora ya no queda nadie en esas tierras.
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