MARACAIBO, VENEZUELA – El salario mínimo mensual en Venezuela, de 400.000 bolívares, se desplomó a solo 93 centavos de dólar el último día de septiembre. Se trata de la peor remuneración laboral oficial del mundo, advierten economistas, que la consideran una paga “de esclavización”.
El gobierno en disputa de Nicolás Maduro hizo su más reciente ajuste del salario mensual en abril de este año. Era entonces el equivalente a 2,4 dólares. La devaluación incesante de la moneda nacional, sin embargo, lo ha lapidado.
La tasa oficial de cambio del Banco Central de Venezuela se ubicó, la tarde de este miércoles 30 de octubre, en 430.670,16 bolívares por dólar, es decir, 30.000 bolívares más que el sueldo más bajo posible en el país.
Emanada del mismo gobierno madurista, la cifra es la mayor confirmación del auténtico valor que pueda haber del salario mínimo venezolano.
El economista y profesor de la Universidad de Los Andes, Aldo Contreras, subraya que se trata de un nivel sin precedentes del salario mínimo nacional.
“Si divides ese salario (de 93 centavos de dólar) entre 30 días del mes, te da 0,03 centavos de dólar por día”, explicó Contreras en declaraciones a la Voz de América.
El Banco Mundial estima que una persona es pobre cuando gana menos de 1,9 dólares al día. “Y si divides nuestro salario entre las ocho horas de jornada laboral, una persona en Venezuela gana 0,003 dólares la hora”, detalla.
Para Contreras, se trata de una cifra “escandalosa, vergonzosa”, teniendo Venezuela las mayores reservas petroleras del mundo, la octava existencia de gas más elevada y siendo un país rico en minerales, como el oro y la bauxita.
Valora que un salario de 0,003 dólares por hora es “lo más cercano a una política de esclavización” que puede existir en el mundo laboral.
El economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela, Luis Crespo, cataloga ese monto como “la nada”. La compra de una golosina, un refresco de soda o un kilo de harina de maíz puede consumirlo enteramente.
Sella su argumento al citar el costo de la canasta alimentaria familiar en el país, de 270,10 dólares en agosto de este año, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros, Cendas-FVM.
Venezuela está inmersa en hiperinflación -cuando los precios aumentan sobre 50 por ciento al mes, sin tendencia al equilibrio- desde noviembre de 2017.
“Es una situación inédita y particular, donde las nefastas políticas económicas de un gobierno han liquidado la remuneración de los trabajadores. Con él, no puede garantizarse el sustento de una familia”, expone Crespo a la VOA.
Ingresos «pulverizados»
Hay expertos en economía venezolana que ponen un asterisco sobre el salario mínimo mensual. El indicador, según valoran, ha dejado de ser referencia por su bajísimo nivel y porque, en medio de una dolarización transaccional de facto, no oficial, los patronos compensan los pagos con bonos extraordinarios únicos.
Henkel García, analista financiero y director de la firma Econométrica, se cuenta entre ellos. La mayoría de las empresas privadas que asesora reporta que sus empleados tienen salarios de 30 a 50 dólares o su equivalente en bolívares.
“Es un ingreso muy pobre, muy bajo”, admite, no obstante, a la Voz de América. “Puede haber otras fuentes de ingreso que hagan que sea mayor” la ganancia neta de un trabajador promedio en Venezuela, comenta.
El expresidente Hugo Chávez y Maduro firmaron 52 decretos de aumentos salariales desde febrero de 1999 hasta la actualidad, según las investigaciones del economista Jesús Casique, director de la firma Capital Market Finance.
Contreras, por su parte, recuerda que el Estado venezolano es “el gran empleador” del país: sus nóminas incluyen los salarios de al menos 60 por ciento de los trabajadores del país, de 28,8 millones de habitantes.
El gobierno madurista deposita eventualmente subsidios a los venezolanos registrados en un sistema digital denominado “Patria”. Sus montos, pagados en bolívares, varían entre los equivalentes de uno a tres dólares estadounidenses.
Cada trabajador del Estado recibe, además, un bono de alimentación de 400.000 bolívares al mes -los mismos 93 centavos de dólar-.
“Muchos trabajadores han tenido que combinar su actividad pública con una privada para sobrevivir” con ingresos adicionales, confirma el profesor.
«Insensatez” y “látigo”
La remuneración mínima mensual es una “insensatez” para los empleados que lo devengan o cuyos sueldos reales se atienen a él en Venezuela, según Carlos Petit, secretario de la Federación de Trabajadores del Zulia, el estado más poblado, con 3,5 millones de habitantes y limítrofe con Colombia.
“No tenemos poder de consumo. Es un ataque inhumano en contra de la dignidad y la calidad de vida del trabajador. Nos tienen en una situación aberrante de pobreza”, comenta el dirigente sindical a la Voz de América.
Contreras calcula que entre 30 y 40 por ciento de la población económicamente activa en Venezuela devenga un salario superior al mínimo mensual. Esa fracción pertenece, en esencia, a la actividad privada, precisa.
Crespo y él coinciden en destacar que los sueldos de millones de empleados del sector público, pensionados y jubilados permanecen sujetos al salario mínimo mensual decretado cada tanto por Maduro.
Se calcula que el país tiene 2,8 millones de empleados en la administración pública y al menos 4,9 millones beneficiarios de pensiones del Estado.
“Los maestros, los médicos y enfermeros del sector público, por ejemplo, los profesores universitarios, estamos condenados a la pobreza y a la pulverización de nuestros ingresos y nuestras condiciones de trabajo”, remarca Crespo.
Contreras resalta que, aún así, los ingresos en Venezuela son peores que los de otras economías de corte socialista, como las de Cuba, Rusia y China.
En Cuba, cuyo gobierno comunista y aliado de Maduro es el empleador de la mayoría de los trabajadores, el salario mínimo mensual ronda los 400 pesos cubanos (equivalentes a unos 16 dólares). En Rusia, liderada por Vladimir Putin, también cercano al gobierno en disputa, es de 12.140 rublos, o unos 156 dólares.
“Es más barato para un trabajador venezolano quedarse en la casa durmiendo que salir a trabajar. Es una economía deprimida, primitiva. No tenemos el látigo, pero tenemos el pago de 400.000 bolívares”, asevera Contreras.
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