El viernes 9 de octubre el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos sancionó a uno de los pilares económicos más fuertes del gobierno de Nicaragua, Caruna, misma que fue señalada como “una institución financiera que opera a diferencia de los bancos tradicionales y no está sujeta a la supervisión regulatoria tradicional, fue designada por haber asistido, patrocinado o proporcionado materialmente apoyo financiero, material o tecnológico, o bienes o servicios en apoyo de Banco Corporativo, S.A”.
El economista y abogado Enrique Sáenz en el blog de opinión de su autoría señaló que para dimensionar las sanciones anunciadas por Estados Unidos es importante conocer el papel que CARUNA desempeñó en “el descomunal fraude con los recursos de la cooperación petrolera venezolana y, segundo, el patrimonio que detentaba al cerrar el 2018”.
Según el Departamento del Tesoro, CARUNA le ha servido a Daniel Ortega para desviar 2.4 millones de dólares en fideicomisos petroleros y carteras de crédito.
“El régimen de Ortega ha utilizado estos fondos como recurso económico para mantenerse en el poder y pagar una red de patrocinio”, señaló el comunicado del Departamento del Tesoro.
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Según el artículo escrito por Sáenz, a inicios del 2018 se filtró una auditoría realizada al BANCORP por la firma norteamericana Grant Thornton, en la CARUNA había suscrito con ese banco unos contratos de fideicomiso para encomendar la administración de un patrimonio equivalente a US$ 2,500 millones.
“De este modo, Ortega se apropió de los flujos de cooperación petrolera, como capital privado, por vía de CARUNA”, señala el economista.
Para Sáenz, las sanciones anunciadas por el gobierno norteamericano a Caruna representan, indudablemente, un fuerte golpe a la riqueza personal y familiar del presidente de Daniel Ortega.
“No es posible establecer la cuantía de la afectación por cuanto se desconoce qué parte del patrimonio cubierto por los fideicomisos pudo escamotear el dictador-empresario en este tiempo”, refleja.
Además dice que cualquiera que sea la magnitud del patrimonio que quedó expuesto al amparo de CARUNA, “todo contratista, proveedor, micro financiera, comprador, banco, acreedor, deudor, inversionista, tendrá que pensarla dos veces al continuar cualquier tipo de transacción con todo lo que huela a CARUNA. Y Ortega tendrá que seguir jugando al gato y al ratón, buscando como esconder su fraudulenta fortuna”.
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