La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, dijo hoy que no prosperarán «los propósitos terroristas» que, a su juicio, intentan derrocar al Gobierno que preside su esposo, Daniel Ortega, en el marco de la crisis sociopolítica que sufre el país y que ha dejado al menos 351 vidas.
«Sabemos que Dios es justo, que el mal no puede vencer el bien, que los propósitos terroristas de un pequeño grupo de nicaragüenses obstinados en el odio, en la maldad, en la perversidad…, sabíamos que no prosperarían, sabemos que no prosperaron, sabemos que no prosperarán», declaró la también primera dama en un mensaje a través de medios oficiales.
En su alocución, Murillo aseguró que conocen «donde estuvo y donde está el mal», que no mencionó y al que responsabilizó de la actual crisis que atraviesa Nicaragua.
Las protestas comenzaron el pasado 18 de abril contra unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.
«Sabemos donde estuvo y está la mala intención, sabemos donde estuvieron y están las complicidades», continuó Murillo.
Augura para ella «un final glorioso»
Expresó su confianza en que Dios ayudará a su Gobierno a «llegar a un final glorioso».
«Los planes de nuestros enemigos en contra nuestra no podrán prevalecer, porque confiamos en Dios de tal forma que cuando se han levantado contra nosotros, de hecho es contra nuestro Padre Celestial, contra sus mandatos que se levantan», según dijo.
Asimismo, comentó que «uno a uno los municipios, los poblados, las comarcas van liberándose y restableciendo la normalidad, y sobre todo la capacidad de convivir, de hacer, de realizar nuestras actividades cotidianas».
«Vamos ganando la seguridad, la paz y asegurando la vida en nuestra Nicaragua bendita», indicó.
Reconoció que los nicaragüenses han «vivido tiempos duros» y que todos han «conocido aberraciones sin límites que se han venido denunciando y se seguirán denunciando».
«Tantos crímenes de odio, secuestro, tortura, trato inhumano, trato denigrante, tanta destrucción de viviendas, de enseres de las familias, de bienes públicos, instituciones que sirven al pueblo», señaló.
Además, Murillo dijo que es «difícil aplacar indignación, ira, rabia» en medio de la crisis, y que «los reclamos justos de justicia» tendrán salida por las rutas institucionales.
Nicaragua está sumergida en su crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, con Ortega también como presidente, que ha dejado 351 muertos y cerca de 2.500 heridos, según la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH).