“No pudieron ni podrán”, suele rezar casi a diario Rosario Murillo, sin embargo, la realidad es que aunque cada día el régimen refuerza su poder, las sanciones que le ha impuesto Estados Unidos, y la amenaza de que podrían arreciarse, parece estarlo obligando a reconsiderar su posición y buscar algún tipo de arreglo con la administración de Joe Biden.
De acuerdo al diario The New York Times, ese primer paso le habría correspondido a Laureano Ortega, quien a través de un tercero, se acercó al gobierno de Estados Unidos ofreciendo la liberación de los presos políticos a cambio del retiro de las sanciones.
Laureano Ortega fue sancionado por Estados Unidos en abril del 2019 ,señalado de lavado de dinero. Sus hermanos Camila, Juan Carlos y Rafael, y su madre Rosario Murillo también están sancionados. Varias de las empresas familiares como Bancorp (hoy desaparecido), Caruna, Inversiones Zanzibar, DNP-Petronic, Difuso y Albanisa, igualmente han sido golpeadas por las sanciones. De la misma manera están sancionados los principales jefes de la Policía, entre estos el jefe de la institución, Francisco Díaz, consuegro de Daniel Ortega; el jefe del Ejército, general Julio César Avilés; y los más cercanos colaboradores de la familia.
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Dispuestos a negociar solo con EEUU
Para el analista político José Dávila, ese intento o deseo de negociación “independiente de si se cristalice o no, refleja un interés del régimen en solo negociar con Estados Unidos, marginando a la OEA, a la Unión Europea, y ya no digamos a la oposición nicaragüense”.
Efectivamente, en junio del año pasado en medio de la ola de arrestos de opositores, el propagandista del FSLN, William Grigsby ya había revelado la intención del oficialismo de hablar pero solo con Estados Unidos y no con la oposición.
“El propósito es hermano limpiar la mesa de los traidores. A ver gringo ¿querés hablar conmigo? vení hablá conmigo, dejá de estar contratando sicarios, vení habla conmigo, pongámonos de acuerdo, respetame y pongámonos de acuerdo… Ya de una vez arreglar eso. Pero es con los gringos, con los dueños del circo, no con los payasos», expresó Grigsby.
El proyecto dinástico
El hecho de que haya sido Laureano Ortega el encargado de buscar ese acercamiento, según José Dávila, tiene un significado en el proyecto dinástico.
“Lleva implícito perfilar una sucesión de Ortega a uno de sus hijos, lo que reafirma su vocación dinástica, pero a la vez busca que pueda entenderse como serio que hable de negociaciones uno de sus hijos”, señala.
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Golpeados por las sanciones
Un analista que prefirió hablar bajo anonimato, dijo que Ortega se está viendo obligado a buscar una disminución de las tensiones con Estados Unidos.
“Va a buscar que le flexibilicen o le quiten las sanciones tarde o temprano. Como va, el país se vuelve insostenible, gobernaría sobre escombros, porque detrás no tienen ninguna potencia que lo oxigene. El fracaso de Rusia en Ucrania y la contundente respuesta de la comunidad internacional, le hizo ver que Rusia no está en condiciones de ser un padrino fiable, y China tampoco”, explica.
Negociación sería compleja
No obstante, José Dávila cree que Ortega buscará más de Estados Unidos, pero también deberá ofrecer más.
“El régimen busca legitimidad, que le reconozcan su fraude electoral, que le quiten las sanciones, que lo saquen del aislamiento, y le den acceso al financiamiento internacional que salve del colapso a una economía de sobrevivencia”, indica.
“Quiere todo eso en una negociación, pero ¿qué ofrece él? ¿Apenas rectificar las injusticias que ha cometido y garantizarse impunidad por tanta violación a los derechos humanos que ha perpetrado? Tampoco creo que Estados Unidos vaya eventualmente a negociar si no lleva en sus apuntes todas las exigencias a Ortega que le han planteado la OEA, la Unión Europea, la ONU, y la oposición nicaragüense, unidad de acción que Ortega-Murillo quisiera romper”, agrega.
Dávila considera que una negociación con el régimen debe iniciarse con el anuncio de la liberación inmediata y definitiva de todos los presos políticos, restaurar las libertades públicas, y hacer reformas electorales profundas que propicien unas elecciones libres y transparentes en fecha precisa para este año 2022, asesoradas y observadas por la OEA, la Unión Europea, el Centro Carter, además de fiscalizadas con observación electoral nacional.
Sin embargo, hay quienes creen que eso sería demasiado difícil debido a que iría en contra de los planes dinásticos de Ortega.
“Ortega está dispuesto a liberar a los presos políticos y puede que a hacer concesiones cosméticas, ciertas libertades, ciertas concesiones electorales, pero no va a desmontar de la noche a la mañana todo lo que está haciendo. Las leyes para encarcelar a la oposición, el control institucional no son como algunos creen, un acto de desesperación, es algo bien calculado, lo han planificado para llegado a un punto sea difícil desmontar el poder de la familia”, asegura el analista consultado bajo condición de anonimato.
Actualmente en las cárceles de Nicaragua hay más de 180 presos políticos, según registros de organizaciones defensoras de derechos humanos. En febrero del 2022 falleció como prisionero del régimen el exguerrillero sandinista y general en retiro Hugo Torres.
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