Con pañuelos verdes y carteles exigiendo un «aborto seguro», miles de activistas se manifestaron este miércoles a lo largo de Latinoamérica en el Día Mundial de la Despenalización del Aborto, a favor de un acceso legal a este derecho en el continente.
En México, donde en pasado una sentencia de la Suprema Corte declaró inconstitucional la prohibición del aborto septiembre, unas 1.500 mujeres se concentraron en el Zócalo, la plaza principal de la capital, y realizaron un mitin en una atmósfera festiva.
«Debería ser uno de nuestros derechos fundamentales (…) no se pone a consultar nuestros derechos y mucho menos lo que podemos hacer con nuestros cuerpos», dijo Araceli Torres, una estudiante de 26 años.
La organización Colectiva Capuchas Rosas, cuyas integrantes cubren sus rostros con este accesorio, encabezó uno de los contingentes bailando cumbias y reguetones con letras que reivindican la lucha feminista.
Aunque la manifestación transcurrió pacíficamente, una veintena de activistas intentó romper con golpes de martillos y fierros la cerca metálica que protege el frontis del palacio presidencial, sin lograrlo.
«¡Aborto seguro y legal ya!», fue el grito de cerca de 400 activistas de organizaciones feministas que tomaron el centro de Caracas para exigir una ley que lo convierta en derecho en Venezuela.
Es «importante» para que «cada mujer evalúe sus condiciones de vida y pueda decidir si quiere o puede ser madre o no», defendía Elizabeth Pauline Monsalve, una estudiante de 23 años que integra la tinta roja Violeta.
En este país conservador, la práctica sigue siendo «un tabú», cuestionó a Monsalve con una pañoleta verde. «Decidir no es ilegal», «Exigimos cifras», se leía en pancartas en la capital venezolana, donde el característico color verde de la lucha por la legalización del aborto protagonizó la movilización.
Ganando terreno
En Latinoamérica, la interrupción voluntaria del embarazo continúa ganando terreno, con países como Argentina, Colombia, Cuba y Uruguay que lo han legalizado, aunque en otros como El Salvador, Honduras y Nicaragua el aborto está totalmente prohibido.
En Chile y Brasil se permite solo en caso de violación, riesgo para la madre o grave malformación del feto.
Color verde se pintaron también carteles en Santiago de Chile, donde Katherine Alarcón, de 30 años, contó al ritmo de la batucada que hay que buscar ser visible «de alguna vez por todas».
«Creo que es lo que nos merecemos como personas, como mujeres (…) visibilizarnos de alguna vez por todas», dijo, entre un centenar de activistas que marcharon con mensajes como «La maternidad será deseada o no será».
«Tengo dos hijas y quiero que ellas tengan el futuro por delante y puedan decidir, por el derecho a todas a decidir aquí estoy», destacó a la AFP Gloria Fuentes, de 55 años.
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«Sensibilizar»
«Mi cuerpo mi decisión», se leía en una de las pancartas que se alzaron en las calles de Lima, también teñidas de verde por un centenario de manifestantes.
Gisel Morales, coordinadora colectivo Asamblea Verde, reivindicó la movilización para «sensibilizar a los tomadores de decisiones, al Estado y Congreso y tomar conciencia a la población de garantizar un aborto seguro para todas las personas» en Perú.
Este país solo admite la práctica cuando existe peligro para la vida de la mujer.
Mientras que en la vecina Bolivia, unas 200 mujeres recorrieron las principales calles de La Paz con pancartas y banderas lilas y verdes, al son de la canción: «Si no hay aborto legal, el quilombo (problema) que se va armar, les cerramos las calles y les quemamos la catedral».
«Estamos exigiendo educación integral en sexualidad, que se trate en la Asamblea Legislativa una ley de derechos sexuales y reproductivos que incorpore el aborto de manera voluntaria», afirmó a la AFP Patricia Bráñez, del colectivo Articulación Feminista Campaña 28 de Septiembre.
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Revés
En San Salvador, unas 300 feministas reclamaron «el derecho al aborto» en causas específicas, como cuando corre peligro la salud y vida de una mujer, cuando existe una malformación del feto que hace inviable su vida fuera del útero y cuando el embarazo sea resultado de violencia sexual.
El Salvador prohíbe desde 1998 el aborto, que es castigado con penas de hasta ocho años de cárcel. Sin embargo, fiscales y jueces tipifican los casos de aborto, incluso los involuntarios, como «homicidio agravado», penado hasta con 50 años de prisión.
En un comunicado, la Colectiva Feminista sospecha que «la penalización absoluta del aborto» las hace enfrentar «un grave retroceso en nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos».
Al este de la capital, en Suchitoto, feministas hicieron una caravana en pequeños camiones con mantas verdes para reivindicar su lucha en El Salvador, donde hay al menos una decena de mujeres encarceladas con diferentes penas por una gestación interrumpida.
Aunque Estados Unidos, país que marcó la pauta para Latinoamérica, sufrió un revés en comparación con la región: un fallo de la muy conservadora Corte Suprema en junio pasado revocó su sentencia Roe v. Wade, que desde 1973 garantizaba el derecho de las mujeres estadounidenses un abortar.
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