¿Alguna vez un familiar o amigo le ha pedido ser su «fiador solidario» ante una entidad financiera, o al menos le es conocido el término? Todos pueden enfrentar tal situación en algún momento de sus vidas, por lo que resulta importante valorar algunos aspectos antes de terminar aceptando este tipo de condiciones.
Se le llama “fiador” a aquella persona que asume el pago de una deuda adquirida por otra persona, ya sea por incapacidad de pago o porque simplemente no desea hacerlo. Según el procedimiento, la entidad financiera debe exigirle primeramente al deudor el pago, ya sea por medio de embargo de inmuebles u otras formas; y de no lograrlo, entonces le exigirá el pago de la deuda al fiador, quien se verá obligado a hacerse cargo de la deuda.
La plataforma financiera Dele Peso a sus Pesos alerta que convertirse en fiador “es una decisión que no se debe de tomar a la ligera, aún si fuera para ayudar a un familiar muy cercano, un amigo de la infancia o tu pareja, porque cuando firmás, estás asumiendo la deuda de otra persona como tuya, y esto te podría traer problemas en el futuro”.
Tal y como sucedió con Danelia —quien prefirió ser citada bajo un seudónimo— durante el año 2012 cuando decidió acceder a ser fiadora de su prima. «Ella recién había dado a luz a su niña y tenía una necesidad urgente: no tenía dinero para comprar una cama; entonces me pidió el favor de ser su fiadora y fue difícil decirle que no, porque estaba una recién nacida de por medio».
Así fue como Danelia, sin entonces saberlo, adquirió una considerable deuda. «Mi prima es de escasos recursos económicos y el papá de su niña no se hizo responsable de la deuda, ni de la manutención de la niña, entonces ella dejó de pagar la deuda en el Gallo Más Gallo» explica.
La situación era desconocida por Danelia hasta que, 2 años después, recibió una notificación judicial de dicha casa comercial en la que le indicaban que «como yo era la fiadora de la cama y la deudora no pagó, yo tenía que asumir la deuda. Me explicaron que en el contrato que yo firmé, yo asumí ese compromiso. Entonces, evadí esa responsabilidad por 7 años».
Afectaciones en el récord crediticio
El problema con el fungir como fiador no solo es el hecho de comprometer las propias finanzas para asumir la deuda de otra persona, sino que esto también impactará en su récord crediticio, pues el crédito es agregado al historial del deudor y del fiador, lo que terminará afectando a la persona cuando necesite adquirir un préstamo propio.
Conozca cuáles son los requisitos para solicitar un préstamo
Una consecuencia que Danelia debió enfrentar. «Me afectó muchísimo (ser fiadora), porque en 2016 yo ahorré para la prima de mi carro. Tenía US$2,000 y fui a una feria para elegir mi carro. Mi susto fue que cuando llegué me informaron que ninguno de los bancos me podía financiar el vehículo porque yo tenía manchado mi récord crediticio«.
«Les pregunté que, ¿cuál deuda? y me respondieron que, una deuda pendiente con el Grupo Monge. Les expliqué que la deuda no era mía, sino que serví de fiadora«. Sin embargo, Danelia detalla que le dijeron que «en mi récord aparecía que yo era la morosa«.
«Pasé una de las vergüenzas más grandes de mi vida y la primera decepción en el intento de tener mi carro» agrega. Y aunque Danelia ya ha logrado saldar esa deuda, la «mancha» en su historial crediticio tomará mucho tiempo en ser «limpiada», por lo que mientras eso sucede no puede ser considerada como candidata a ningún tipo de préstamo.
«Dejé de ser sujeta de préstamos en todo el sistema financiero y cualquier casa comercial, todo lo que yo quiera comprar tiene que ser al contado. Para comprar mi carro tuve que ahorrar, quería un vehículo nuevo financiado con todos los beneficios y garantías, pero mi capacidad de ahorro me lo impidió y me tuve que conformar con uno usado. Hasta el momento mi récord sigue manchado» lamenta.
A la fecha, aún no recibe su recibe su carta de cancelación de deuda para iniciar a limpiar su récord crediticio y poder volver a ser candidata de préstamos. Un retraso que también afecta sus proyectos futuros como la pronta adquisición de una casa propia.
«Fue la primera y la última vez. Desde entonces, no sirvo de fiadora a nadie, porque es meterme en problemas» finaliza Danelia.
¿Qué hacer en estos casos?
Dele Peso a sus Pesos recomienda que antes de aceptar convertirse en fiador se evalúe a la persona “¿le prestarías dinero a esa persona? ¿esa persona aceptaría ser fiador tuyo? ¿cuál es el monto del préstamo y su cuota respecto a tus ingresos? ¿podrías asumir esa deuda? ¿la relación con esa persona es lo suficientemente estrecha como para correr el riesgo?” son algunas de las interrogantes planteadas por la plataforma de finanzas.
Esta además recuerda que ser fiador solidario no significa que “todo está perdido”, pues según el Código Civil de Nicaragua “el fiador afectado incluso podría reclamar el pago de intereses por la deuda asumida, los cuales correrían a partir de la notificación hecha por el fiador al deudor, avisando que asumió el compromiso financiero”. Aunque dicha medida solo tendrá efecto una vez que haya sido saldada la deuda.
Aun así, buscar indemnización por la vía judicial es la mejor opción. Si la persona fiadora decide realizar el proceso, debe tomar en cuenta que primero se deberá acudir a una mediación, y si no se logra, el caso pasará a los juzgados. Además, si el deudor demuestra que no tiene capacidad de pago, la ejecución de la sentencia se «congela» en espera de que llegue el momento en que el deudor sí pueda pagar, ya sea con dinero o con el embargo de algún bien que esté a su nombre, en ese caso le tocaría nuevamente al fiador estar pendiente de cuándo el deudor tendría nuevamente capacidad de pago para solicitar la ejecución, pues ningún juez lo hará, explica Dele Peso a sus Pesos.
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