Una revista brasileña difundió el jueves una grabación de audio de un senador que asegura que el entonces presidente Jair Bolsonaro buscó ayuda para llevar a cabo un plan para anular las elecciones de octubre y permanecer en el poder.
En la grabación, el senador Marcos do Val dice a la revista Veja que la idea se discutió cuando se reunió con Bolsonaro y con el legislador Daniel Silveira en la residencia presidencial el 9 de diciembre, tres semanas antes de que Luiz Inácio Lula da Silva tomara el poder.
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Do Val, quien fue un aliado de Bolsonaro durante sus cuatro años de gobierno, dijo que el mandatario derechista le asignó la “misión” de grabar a Alexandre de Moraes, un juez del Supremo Tribunal Federal que también encabeza la autoridad electoral de Brasil, en un esfuerzo para que el magistrado admitiera que había excedido sus facultades establecidas en la Constitución.
“Anulo las elecciones, Lula no es juramentado, permanezco en la presidencia y arresto a Alexandre de Moraes por sus comentarios”, dijo Bolsonaro, según Do Val.
Veja dio a conocer el audio después de que el senador negó horas antes el reporte de la revista sobre el supuesto complot, en el que no se le citaba como fuente. Tras la publicación del reporte, Do Val dijo a los reporteros que el complot había sido idea de Silveira y que el expresidente no había dicho una sola palabra durante la reunión.
Horas más tarde, De Moraes ordenó a la Policía Federal tomar el testimonio jurado de Do Val en un lapso no mayor a cinco días.
Bolsonaro, quien ha mantenido una vida discreta en la Florida desde el 30 de diciembre, no comentó al respecto en ninguno de sus canales de redes sociales. Recientemente solicitó una visa de turista por seis meses para permanecer en Estados Unidos.
Al ser contactado por AP, el abogado de Bolsonaro, Frederick Wassef, declinó hacer comentarios.
La supuesta reunión se suma a una creciente lista de problemas para Bolsonaro, quien ya está bajo investigación por su posible papel en los disturbios provocados por sus simpatizantes en la capital brasileña el 8 de enero.
Bolsonaro sembró dudas sobre la fiabilidad del sistema de votación electrónica de Brasil en los meses antes de las elecciones, y posteriormente se negó a reconocer su derrota. Sus partidarios más férreos han acusado a De Moraes, sin presentar evidencia, de amañar los comicios a favor de Lula y de exceder sus facultades al bloquear cuentas de redes sociales y ordenar arrestos y allanamientos supuestamente arbitrarios.
Las sospechas de un complot golpista aumentaron después de que la policía allanó la residencia del exministro de Justicia de Bolsonaro y encontró un borrador de un decreto para asumir el control de la autoridad electoral y potencialmente revertir los resultados electorales.
No está claro el origen del documento, el cual no estaba firmado, y sigue sin saberse si Bolsonaro o alguno de sus subordinados emprendió alguna acción para implementar la medida.
Lula expresó en una entrevista el jueves que Bolsonaro trató de impedir que asumiera el cargo. También dijo que los partidarios del expresidente esperaban invadir edificios gubernamentales el día de su investidura, pero tuvieron que conformarse con el 8 de enero, una semana después.
“Ahora lo sé, y lo diré alto y claro: ese hombre preparó el golpe. Querían hacer ese lío el 1 de enero, pero se dieron cuenta de que no podían porque había demasiada policía, demasiada gente en la calle”, dijo Lula a la cadena de televisión RedeTV!
Más tarde el jueves, Do Val dijo a Veja y a los periodistas que le informó a De Moraes lo que se discutió en la reunión con Bolsonaro y Silveira, y que se negó a participar en el supuesto complot.
El senador Flávio Bolsonaro, hijo del expresidente, dijo que estaba al tanto de la reunión, la cual describió como un intento de Silveira de persuadir a los otros dos hombres de hacer algo “completamente inaceptable, absurdo e ilegal”. Añadió que discutir una idea de ese tipo no constituye un delito.
Silveira fue arrestado el jueves por orden de De Moraes por violar los términos de su excarcelación. Había sido sentenciado previamente por actos antidemocráticos tras amenazar a De Moraes y a otros jueces, pero fue liberado cuando Bolsonaro lo indultó.
De cualquier forma, tenía prohibido usar redes sociales y debía llevar una tobillera electrónica en lo que procedían otras investigaciones en su contra.
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