Deja claro su rechazo al apoyo que el actual presidente salvadoreño brinda a Daniel Ortega
El candidato presidencial del oficialista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y excanciller salvadoreño, Hugo Martínez, condenó hoy la violencia en Nicaragua y se desligó del respaldo dado por el presidente, Salvador Sánchez Cerén, a Daniel Ortega.
«Condeno la violencia en Nicaragua» y «no comparto en absoluto las declaraciones del presidente en este caso», dijo en una entrevista televisiva Martínez, quien recomendó crear un «mecanismo» para investigar los asesinatos y «castigar a los culpables».
El candidato también hizo un «llamado urgente a que, de acuerdo con los parámetros establecidos por la Iglesia y por instancias internacionales, se retome un diálogo franco que produzca resultados concretos» para solucionar la crisis sociopolítica que ha dejado entre 277 y 351 muertos desde abril pasado en Nicaragua.
«El drama que se está viviendo en Nicaragua es algo inaceptable y los actos de violencia que se están dando, vengan de donde vengan, son totalmente condenables», acotó Martínez, secretario general del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) entre 2013 y 2014.
El presidente salvadoreño criticó este domingo a los partidos políticos de derecha de su país por apoyar «procesos desestabilizadores» en Nicaragua y justificó su apoyo a Daniel Ortega.
Sánchez Cerén señaló que las protestas contra Ortega son de grupos «que han sido preparados desde hace mucho tiempo fuera del país» y que «están desestabilizando porque quieren derrocar un Gobierno legítimamente electo».
Diferentes sectores de la sociedad salvadoreña, entre partidos políticos, organizaciones feministas y los jesuitas, han pedido a Sánchez Cerén que retire su apoyo a Ortega por las violaciones a los derechos humanos que se registran en ese país.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) han responsabilizado al Gobierno de Nicaragua por «asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias».
Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado, por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.
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