El socialdemócrata Bernardo Arévalo, que promete una lucha frontal contra la corrupción, ganó la presidencia de Guatemala, según resultados oficiales tras el conteo de 95% de las mesas de sufragio.
«Afortunadamente ya tenemos una tendencia sumamente importante», dijo la presidenta del Tribunal Superior Electoral (TSE), Irma Palencia, al anunciar que Arévalo cosecha el 59% de los votos mientras su rival, la ex primera dama Sandra Torres, el 36%.
El presidente derechista Alejandro Giammattei reaccionó rápidamente. «Felicito también a Bernardo Arévalo y extiendo la invitación para iniciar la transición ordenada, al día siguiente de que los resultados queden oficializados», dijo en su cuenta de X (antes Twitter).
«La victoria de Arévalo significa una derrota de la vieja política, del oficialismo y de los nostálgicos de la Guerra Fría. Se inicia una época distinta para nuestro país y habrá que estar movilizados para una transición en paz», dijo a la AFP el analista independiente Miguel Ángel Sandoval.
Los casi 3.500 centros de sufragio funcionaron con normalidad sin que se reportaran «incidentes significativos», indicó la presidenta del TSE, quien afirmó que hubo un «porcentaje histórico de participación».
El escrutinio electrónico avanzó velozmente por tratarse de solo dos candidatos, y el resultado fue anunciado por la titular del TSE dos horas después del cierre de los centros de sufragio.
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Hijo de un mandatario que dejó huella, Arévalo era el favorito del balotaje. Líder del partido Semilla, su amplio triunfo es atribuido a que generó esperanzas de cambio en un país sumido en la pobreza, la violencia y la corrupción, que inducen cada año a miles de guatemaltecos a emigrar.
Pero es visto con aprensión por la élite política y empresarial que dirige el país, acusada de corrupción. La fiscalía intentó marginarlo del balotaje para impedir su llegada al poder.
«Serán tiempos complejos» en Guatemala
«La experiencia diplomática y como parlamentario le dan [a Arévalo] una base de conocimiento y experiencia para conformar un amplio equipo de gobierno. Esto aumenta su legitimidad», dijo a la AFP el rector de la Universidad para la Paz de Costa Rica, Francisco Rojas.
«Habrá que ver si Sandra Torres reconoce su derrota, pero será un periodo largo antes de la toma de posesión [el 14 de enero de 2024]. Serán tiempos complejos», añadió.
Torres contó con el apoyo silencioso Giammattei y de la poderosa élite empresarial aliada del gobierno.
Dirige la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), un partido de centroizquierda que en los últimos años ha girado hacia la derecha. Es socialmente conservadora, pero al mismo tiempo prometía ayuda directa a los pobres, que representan el 60% de la población.
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Torres denunció «algunas irregularidades» durante la votación. Desde el viernes puso en duda el proceso de conteo de votos y pidió a la justicia que garantice su «transparencia». Además, denunció supuestas «acciones intrusivas» y «racistas» de observadores de la Unión Europea.
«Lamento mucho esas declaraciones [de Torres] sobre todo porque son infundadas. No da pruebas», dijo a la AFP el analista político Edgar Ortiz.
Torres recibió también el apoyo silencioso de varios partidos de derecha, pastores evangélicos y de la fiscalía, que ha tratado de ilegalizar al partido Semilla de Arévalo.
«Las fuerzas tradicionales han apostado por Torres, pues Arévalo es visto como un riesgo a la continuidad del sistema», explicó a la AFP el analista político Arturo Matute.
«Habrá maniobras judiciales»
La Corte Suprema anuló el viernes la orden de un juez de inhabilitar a Semilla.
Pero la Organización de Estados Americanos (OEA) expresó su «preocupación» por los planes de la fiscalía de detener a dirigentes de Semilla tras el balotaje.
Sociólogo de 64 años, Arévalo es hijo del primer presidente elegido democráticamente en Guatemala, Juan José Arévalo (1945-1951), y promete seguir la senda de su padre con una fuerte agenda social y de cambio.
Además de la cruzada contra Semilla, la fiscalía lleva adelante desde hace un par de años una campaña contra periodistas y funcionarios judiciales que combatieron la corrupción, y ha encarcelado o empujado al exilio a una treintena de ellos.
Analistas señalan que Guatemala vive un retroceso hacia el autoritarismo como reacción del establishment a la CICIG, un ente creado por la ONU que investigó la corrupción gubernamental entre 2007 y 2019.
En 2019 el entonces presidente derechista Jimmy Morales cerró la CICIG y Giammattei no quiso resucitarla.
«Candidata de la mentira»
En un país fuertemente conservador y religioso, Arévalo y Torres descartaron legalizar los matrimonios igualitarios o el aborto, que solo está permitido si hay riesgo para la madre.
La exprimera dama de 67 años intentó desacreditara su rival diciendo que es ateo -aunque es católico como ella-, que quiere legalizar el aborto, las uniones entre personas del mismo sexo y las drogas. También llamó «huecos» (homosexuales) a los seguidores de Semilla.
Asegura que Arévalo planea hacer expropiaciones y que convertirá a Guatemala «en una Venezuela y en una Cuba».
Arévalo la presentó como «la candidata de la mentira y la desinformación».
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