«¡Hasta el final!», grita la oposición. «¡Victoria por paliza!», responden los seguidores del presidente Nicolás Maduro. Bajo presión internacional, Venezuela va a las urnas este domingo para elegir presidente sumida en un ambiente de tensión e incertidumbre.
El mandatario de 61 años encara las elecciones más difíciles en 25 años de chavismo, 11 bajo su mando. Asegura que su triunfo garantiza la paz del país y que una eventual llegada de la oposición al poder podría terminar en un «baño de sangre», una afirmación que encendió alarmas en la región.
La mayoría de los sondeos le dan la espalda y favorecen a Edmundo González Urrutia, representante de la líder opositora María Corina Machado, que no pudo ser candidata tras recibir una inhabilitación política.
Junto a ella, el diplomático de 74 años promete «cambio», «reconciliación» y la vuelta de millones de migrantes que huyeron de la crisis venezolana.
Hay 10 candidatos en total: Maduro, que busca un tercer mandato consecutivo de seis años, González y otros ocho minoritarios.
González Urrutia era un desconocido hasta que fue ungido por la carismática Machado y ahora aparece como favorito en la mayoría de las encuestas tras una crisis que llevó a la reducción de 80% del PIB en una década, años de hiperinflación y una dolarización parcial de la economía.
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El chavismo sostiene que esos sondeos son «fabricados» con el fin justificar una denuncia de fraude.
«A quienes alguna vez nos adversaron apelo a su razón benevolente, a su sentido común y a su patriotismo», dijo el gobernante, y pidió asimismo un «voto de confianza» de los indecisos.
– Transformaciones vs cambio de gobierno –
Cerca de 21 de los 30 millones de venezolanos están en el padrón electoral, aunque se estima que solo podrían votar 17 millones que siguen en Venezuela.
La participación es clave, según fuentes cercanas al proceso. El chavismo, de acuerdo con analistas, apuesta a que sea baja y a que su techo de 30% de popularidad le pueda dar la victoria, mientras la oposición precisa todo lo contrario, más votos para diluir la fuerza oficialista.
Maduro cerró su campaña el jueves con un multitudinario mitin en la emblemática Avenida Bolívar de Caracas, después de empapelar el país con su rostro en afiches, murales y gigantescas vallas.
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González y la oposición, que enfocaron su campaña en redes sociales ante la escasez de recuros y, en muchos casos, el clima de censura y autocensura en medios de comunicación tradicionales, desbordaron otra avenida de Caracas en su último mitín preelectoral.
Aunque lleva dos períodos en el poder, Maduro habla de «transformaciones» y culpa a las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela por los males del país. González y Machado ondean banderas de «cambio», hablan de «libertad» y defienden una economía de mercado tras décadas de control estatal.
«Aunque las elecciones en Venezuela difícilmente serán libres o justas, los venezolanos tienen la mejor oportunidad en más de una década de elegir a su propio gobierno», expresó Juanita Goebertus, directora de la División de las Américas de Human Rights Watch.
– «Inaceptable» –
Los presidentes de Brasil y Chile, Luiz Inácio Lula da Silva y Gabriel Boric, expresaron esta semana su preocupación sobre la advertencia de un «baño de sangre» de Maduro, que además asomó la posibilidad de un alzamiento militar en caso de que gane González.
«No se puede amenazar bajo ningún punto de vista con baños de sangre (…), lo que reciben los mandatarios y los candidatos son baños de votos», expresó el jueves Boric. «Maduro tiene que aprender: cuando ganas, te quedas (en el poder). Cuando pierdes, te vas. Y te preparas para disputar otra elección», señaló Lula el lunes.
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Maduro ha dicho que las Fuerzas Armadas están de su lado, mientras que González Urrutia ha pedido a los militares «respetar y hacer respetar» el resultado.
John Kirby, portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, advirtió el jueves que «la represión política y la violencia es inaceptable», y dijo esperar que la votación «refleje la voluntad y las aspiraciones del pueblo».
Estados Unidos desconoció la reelección de Maduro en 2018 por considerarla fraudulenta y ofrece 15 millones de dólares por información que lleve a su captura. Impuso sanciones contra Venezuela en 2019, incluido un embargo petrolero, y ha sido protagonista en el escabroso camino que llevó a estas elecciones.
El escenario post-electoral es incierto. «Soy escéptica en cuanto a que haya suficientes incentivos para que Maduro deje el poder», dijo a la AFP Rebecca Hanson, profesora del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Florida.
El gobierno de Maduro encara una investigación por crímenes de lesa humanidad ante la Corte Penal Internacional por la represión de manifestaciones.