Una población desesperada e iracunda insultó, lanzó barro y ahuyentó el domingo al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y a Felipe VI y la reina Letizia durante su visita a Paiporta, un municipio de Valencia duramente golpeado por las inundaciones que dejaron al menos 217 muertos.
«¡Que os vayáis», «a ti no te falta agua», gritaba una mujer a poca distancia de la cara de la reina en el municipio de Paiporta, mientras la multitud coreaba «asesinos» e «hijos de puta» a las autoridades, entre las que también se encontraba el presidente regional valenciano, Carlos Mazón, y volaban barro y objetos, una situación que no se recuerda en España.
Con Sánchez evacuado por su equipo de seguridad y el presidente regional valenciano Mazón también desaparecido a media visita, Felipe VI insistió durante bastante rato en dialogar con la gente, protegido por sus guardaespaldas, constantemente zarandeados, pero finalmente abandonó el lugar junto a la reina.
Los incidentes llevaron a las autoridades a suspender la visita de los reyes a una segunda localidad, Chiva.
El monarca pidió luego comprensión por la reacción de la gente. «Hay que entender el enfado y la frustración de muchas personas por lo mal que lo han pasado», dijo Felipe VI en una reunión del centro de coordinación de las tareas de rescate.
Por su parte, Sánchez dijo a la prensa que reconocía «la angustia, el sufrimiento» de los afectados, pero condenó «cualquier tipo de violencia». Mazón elogió la actitud «ejemplar» del rey.
El domingo por la noche, medios de comunicación españoles reportaron una posible implicación de grupos de extrema derecha en la trifulca de Paiporta.
«No permitiremos que grupúsculos radicales se aprovechen del dolor de la gente», reaccionó en la red social X la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero.
La población reprocha a las autoridades no haberles avisado de las grandes tormentas del martes y no haber hecho lo suficiente para paliar su sufrimiento.
Alerta naranja
Entre tanto, el balance de víctimas de las lluvias del martes en España se elevó de 213 a 217 con el anuncio del hallazgo de tres muertos más en Pedralba, Valencia, y de una anciana en Letur, en la vecina región de Castilla-La Mancha, cuyo cadáver fue arrastrado 12 km por las aguas. A ellos hay que sumar un muerto en Andalucía, pero la práctica totalidad de las muertes -213- ocurrieron en Valencia.
Entre los fallecidos hay extranjeros, dos de ellos ciudadanos chinos, según dijo la embajada de China en España a la agencia oficial de noticias Xinhua.
Cinco días después, la Agencia estatal de meteorología española (Aemet) emitió una aleta roja –la más elevada– para el litoral valenciano por fuertes lluvias.
Tan pronto como empezaron a caer las primeras gotas en Valencia y sus alrededores, por la tarde, la policía empezó a circular por las calles pidiendo por megáfono a los vecinos que regresaran a sus casas, según una periodista de la AFP.
Finalmente, la alerta fue reducida a categoría naranja poco después de las 21H00 (20H00 GMT), pero el ayuntamiento de Valencia decidió cerrar las escuelas el lunes para cumplir con las restricciones de desplazamiento impuestas por el gobierno regional.
Alfafar, Chiva, Utiel, Catarroja, Paiporta, Sedaví, Massassa y Aldaia son algunos de los municipios valencianos hasta ahora poco conocidos en el resto de España y que quedarán asociados para siempre a esta catástrofe.
Entre críticas de la población a la lentitud del desescombro, de la distribución de ayuda y de la recuperación de los cadáveres de estacionamientos y autos amontonados, el Gobierno anunció que un total de 7.500 militares y casi 10.000 policías y guardias civiles participarán en las tareas de rescate, en el mayor despliegue de fuerzas armadas jamás realizado en España en tiempos de paz.
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La Policía Nacional anunció la detención de otras 20 personas por saqueos, lo que elevaría el total de arrestados por este delito a un centenar desde el martes.
El papa Francisco pidió este domingo a los fieles en el Vaticano «rezar por Valencia y las otras gentes de España que están sufriendo mucho estos días».
«Es la cabeza»
Las tormentas del martes vertieron en unas horas una cantidad de agua equivalente a la que cae en un año. Las riadas destruyeron puentes, barrieron casas y arrastraron cientos de vehículos, que ahora dificultan el tránsito de los servicios de emergencia.
«Llevamos tres días limpiando. Todo está lleno de barro», explicó a la AFP Helena Danna Daniella, de 39 años, propietaria del bar Daniela Chiva, en Chiva, mientras limpiaba su establecimiento con ayuda de la familia.
«Es la cabeza. Que se te va, que te vuelve loca», explicó sobre su estado de ánimo.
Una ola de solidaridad ha recorrido la región, y miles de voluntarios han estado desplazándose estos días con palas, escobas, agua y alimentos a ayudar a los municipios afectados, sobre todo desde la ciudad de Valencia, la tercera de España, que no se vio muy afectada por la lluvia.
Sin embargo, ante la amenaza de nuevas lluvias, las autoridades pidieron que este domingo no acudan a ayudar y restringió a 2.000 los que podrán acceder a la zona.