El 20º Congreso del Partido Comunista de China (PCC) terminará el sábado con una serie de anuncios que trazarán el futuro político del país para los próximos cinco años.
Aunque el principal anuncio se espera el domingo, con la casi segura reelección para un tercer mandato de Xi Jinping, todas las instancias de poder del país deben ser reorganizadas en este cónclave.
Remodelación de la cúpula
Este encuentro quinquenal es la ocasión de renovar el Comité Central, una especie de parlamento del PCC con unos 200 delegados, incluidos los 25 miembros del Buró Político, el núcleo duro del partido.
La realidad del poder está en manos del Comité Permanente del Buró Político, un grupo actualmente compuesto por siete hombres, cuyo secretario general es Xi Jinping.
«Su tamaño puede ser reducido o ensanchado», advierte Nis Grünberg, analista del Instituto Mercator de Estudios Chinos en Berlín, que recuerda que en el pasado contaba con nueve miembros.
«Hasta cuatro miembros del Comité Permanente podrían ser eliminados y casi la mitad del Comité Central», pronosticaba esta semana el diario hongkonés South China Morning Post sin citar fuentes.
«Una remodelación amplia será beneficiosa para Xi Jinping», estima Grünberg.
Así «podrá promover un mayor número de sus apoyos del Buró Político hacia el Comité Permanente», la clave del poder en China.
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Nuevo primer ministro
El sábado se revelará el nuevo Comité Central. Pero no será hasta el domingo, al terminar su primer plenario, cuando se publicará la composición del Buró Político y su Comité Permanente.
Los miembros de este último se anunciarán por orden de importancia: en primer lugar, el secretario general, que probablemente se garantizará un mandato presidencial en la próxima reunión en marzo de la Asamblea Popular Nacional.
El segundo o el tercero en orden será el próximo primer ministro, cuyo actual titular, Li Keqiang, se retirará. Entre los nombres barajados para el cargo aparecen Hu Chunhua, el viceprimer ministro, o Wang Yang, miembro del Comité Permanente.
Y entre los favoritos para entrar en este órgano figuran cuatro aliados cercanos a Xi: el jefe del partido en la provincia de Guangdong (sur), Li Xi; el jefe de su gabinete, Ding Xuexiang; el jefe del partido en Shanghái, Li Qiang, y el jefe del partido en la región de Chongqing (suroeste), Chen Min’er.
Sn embargo, «un Partido Comunista de China sin facciones no existe», y esto podría obligar a Xi a incluir otras corrientes de la organización, advierte el sinólogo Jean-Philippe Béja.
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Nuevo mandato, ¿y nuevo título?
Salvo sorpresa mayúscula, Xi Jinping tiene garantizado un tercer mandato como secretario general del partido y, en consecuencia, del país.
Pero quedan algunos detalles sutiles por decidir.
Analistas y medios especulan sobre su supuesto deseo de cambiar el nombre de su cargo por «presidente del partido», el título que tenía el fundador de la China comunista Mao Zedong (1949-1976).
También podría incluirse una modificación en los estatutos del PCC, que en 2017 incluyeron una referencia al «pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con peculiaridades chinas de la nueva época», una mención añadida en la Constitución un año después.
Ahora, el partido podría recortar esta fórmula a simplemente «el pensamiento de Xi Jinping».
«Por tonto que pueda parecer, un cambio así señaló un amplio apoyo a Xi en el seno de la élite del partido, elevando su estatus y su ideología al mismo nivel que Mao Zedong», apunta la firma de análisis Trivium China.
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