La confiscación de la Universidad Centroamericana (UCA) en Nicaragua dejó en el limbo a miles de estudiantes que cursaban las diferentes carreras que ofrecía esta alma mater, por lo que más de 1,600 jóvenes optaron por aplicar a la Universidad Centroamericana Simeón Cañas (UCA de El Salvador) y Rafael Landívar de Guatemala, para continuar sus estudios.
Sin embargo, Andreu Oliva, rector de la UCA de El Salvador, dijo en una entrevista al medio Confidencial que es “difícil atenderlos rápidamente» y que «quizás podemos comenzar a principios del próximo año”. Indicó que las solicitudes “las están clasificando y pidiéndoles datos individuales a todos los estudiantes”.
Oliva expresó que la comunidad jesuita en América Latina ha vivido la confiscación de la UCA en Nicaragua con “mucho dolor y mucha indignación ” y manifestó que la confiscación de esta alma mater les “parece totalmente injusta, sin fundamento, un atropello a la autonomía universitaria, a la libertad de cátedra y al derecho a la educación que tienen todos los pueblos”.
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Olivas atribuye la confiscación de la Uca “al trabajo que ha realizado la universidad a lo largo de su historia y especialmente, a lo que ocurrió a partir abril de 2018 en Nicaragua, donde la universidad estuvo al lado de los jóvenes que se manifestaron protestando, por la Seguridad Social y el sistema de pensiones, por el medio ambiente, con la destrucción de la reserva de Indio Maíz”.
“La universidad ha estado al lado de los estudiantes. La universidad ha señalado las violaciones a los derechos humanos que ha cometido el Gobierno de Nicaragua, y promueve también entre sus estudiantes la formación académica con un espíritu crítico, con una rigurosidad científica, y esto está resultando molesto para el régimen de Nicaragua”, añadió.
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Cabe mencionar que desde que la UCA fue confiscada, el régimen de Ortega lo único que ha demostrado es su inoperancia para mantener una estructura como la de este centro de estudios. Hasta ahora no se ha establecido cómo será el funcionamiento de la nueva Universidad Casimiro Sotelo, mientras, los trabajadores de la extinta universidad siguen sin recibir su sueldo.
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