Julio César Avilés fue nombrado por tercera vez como Jefe del Ejército de Nicaragua y tomará posesión oficial el próximo 21 de febrero en medio de enormes cuestionamientos por su gestión.
Avilés no la tiene fácil. Es difícil saber si llegará al final de este mandato. Sobre su cabeza pesan las posibilidades de sanciones internacionales, tanto de Estados Unidos como de la Unión Europea.
Para muchos analistas, Avilés carga enormes co responsabilidades por los crímenes políticos ocurridos desde 2018, pero además hay otras fallas seriamente cuestionables del jefe militar que hunden su gestión en estos dos primeros períodos.
Aquí nombramos tres de las fallas más cuestionadas por la sociedad civil, especialistas y opositores:
1. «Vía libre” a paramilitares
Avilés se mantuvo en silencio durante la llamada “Operación Limpieza” ejecutada por civiles armados en todo el país, a pesar que la ley establece claramente que solo la Policía y el Ejército están autorizados para usar armas y que estas instituciones están obligadas a garantizar que esto se cumpla.
El jefe militar apareció hasta el 25 de julio de 2019 para negar la existencia de los paramilitares a pesar de la enorme cantidad de pruebas documentales, y los informes del Meseni, CIDH y OACNUDH sobre estos grupos.
“Bajo ningún punto de vista aceptamos este concepto de fuerzas paramilitares”, dijo Avilés luego de indicar que para ser catalogados de esa forma, estos grupos tendrían que estar integrados por soldados activos del ejército, y según él, este no es el caso.
También justificó su falta de acción para desarmar a estos grupos, asegurando que no son las funciones que por ley le corresponden, y que era trabajo de la Policía garantizar el «orden público”.
“Las funciones del Ejército son la defensa de la nación y de la soberanía, eso no es solo el territorio, sino también y principalmente la población”, dijo la socióloga y experta en temas de seguridad Elvira Cuadra al programa Ojo Crítico de Nicaragua Investiga.
Cuadra agregó que el actuar de esta institución “en algún momento del futuro próximo debe ser debidamente investigado y la jefatura del ejército tendría que rendir cuentas dependiendo de lo que resulte de esas investigaciones”.
2. Politización del ejército
El 3 de septiembre del 2019, durante el acto oficial de celebración del 40 aniversario del Ejército, Avilés ofreció lo que para muchos analistas fue el discurso más político, que haya dado un jefe militar desde que esta institución fue profesionalizada en los años 90.
Avilés acusó sin ofrecer pruebas ni detallar nombres, a organizaciones no gubernamentales de incitar a los militares a perpetrar un golpe de Estado contra Daniel Ortega.
“Jamás nos van a dividir, como pretendieron hacerlo funcionarios de organismos no gubernamentales y otros, que hacían llamados a leales compañeros para abrir la posibilidad de darle un golpe de Estado al gobierno legítimamente constituido, algo que jamás haremos”, dijo el jefe militar.
Avilés luego terminó recordando el “origen revolucionario” del Ejército, a pesar que por más de 30 años se hicieron esfuerzos encaminados a despolitizar a la institución y a convertirla en un órgano de protección al servicio de la ciudadanía y no de un grupo partidario.
Ante este panorama que regresaba al ejército tres décadas al pasado, el Director para las Américas de Human Rigth Watch, José Miguel Vivanco consideró que “las declaraciones del Jefe del Ejército son muy graves y muy preocupantes, porque pasan por identificarse con un régimen que tiene sus manos con sangre y que va a rendir cuentas”.
Vivanco también aseguró que la organización que representa estaría proponiendo a Avilés ante el Congreso de Estados Unidos como un potencial candidato a sanciones por considerarlo un “General que se está identificando y al mismo tiempo avalando los abusos cometidos por el régimen”.
3. Extraño silencio ante masacre indígena
Por más de diez años las comunidades indígenas del caribe norte y sur de Nicaragua denuncian la invasión de colonos armados en sus territorios que perpetran crímenes atroces con el fin de desplazarlos y apropiarse de sus tierras ancestrales.
El Ejército de Nicaragua, llamado a proteger las zonas de reserva, muchas de ellas territorios miskitos, garifunas y mayagnas, no se ha pronunciado sobre estos casos, a pesar que organismos internacionales como la ONU y la CIDH han solicitado acciones al Gobierno para detener las invasiones.
El pasado 29 de enero ocurrió el caso más violento de los últimos meses. Cuatro indígenas fueron asesinados en un ataque de colonos en la comunidad Alal de Bosawás y otros dos fueron gravemente heridos.
La policía negó los hechos, pero al poco tiempo no hubo forma de esconder lo sucedido, debido a que las pruebas y videos ya se habían hecho públicos, así como las denuncias de los afectados.
El ejército guardó silencio.
Días más tarde la comunidad indígena miskitu Santa Clara también fue atacada por colonos y sus pobladores fueron obligados al desplazamiento. Los comunitarios denuncian asesinatos, secuestros, extorsiones y otro tipo de crímenes perpetrados por colonos, pero el ejército siguió sin pronunciarse sobre el tema.
Este lunes 17 de febrero, se reportó el caso más reciente, una niña de 14 años, habitante de la comunidad Wangky Twi Tasba Ray recibió un disparo en el rostro por parte de colonos durante un proceso violento de invasión y no hubo ningún pronunciamiento oficial sobre el caso. Nunca se ha mencionado a los colonos, a pesar de las múltiples denuncias de los lugareños.
Roberto Samcam, Coronel en retiro del Ejército asegura que “hay una complicidad aparente del ejército, porque 80 hombres armados no se movilizan clandestinamente”al mismo tiempo, recordó que la presencia militar en esas zonas es considerable por los planes de seguridad en el campo que ejecutan desde hace años y la creación del llamado “Batallón Ecológico”, supuesto a proteger las áreas de reserva.
Foto principal: El 19 Digital
Carlos Eduardo
febrero 18, 2020 at 10:00 am
Que espera la comunidad internacional para sancionar al ejército orteguista.