Un título universitario es “el boleto” que tienen los jóvenes para entrar al mercado laboral. Sin embargo, el cierre de 27 universidades privadas, confiscadas por el régimen de Daniel Ortega, y reabiertas con otros nombres, planes y aranceles, les ha puesto de cabeza los sueños a los universitarios del país.
“Ya mi bachilleré, ¿ahora qué sigue?”, se pregunta Sofía, de 19 años de edad. Soñaba con las aulas de derecho de la Universidad Centroamericana, UCA, pero ese nombre ya no existe. Sus instalaciones tienen “otro color” y apelativo y no está segura si un empleador la contrataría con un título emitido por la “Casimiro Sotelo”. “No es por quién haya sido este muchacho, sino por el manoseo a la universidad”, aclara.
Sofía siente que el régimen ha truncado las aspiraciones de muchos jóvenes. Las confiscaciones de universidades son una señal de que algo anda mal. La última víctima es una universidad de 60 años de prestigio, una de las mejores del país, la UCA.
Estudiantes de último año, como Sofía, anhelaban ir a la universidad, salir de casa, emprender ese viaje para conocer otros lugares, amistades y ser profesional. Sin embargo, esta decisión conlleva un importante gasto para los padres de familias, que en su mayoría lo asumen. “La pregunta es: ¿Valdrá la pena gastar en estas universidades?”.
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El costo de estudiar en otra ciudad
Es costosa la manutención de un hijo que tiene que cambiar de ciudad para estudiar. Los principales gastos son el alquiler de casa o cuarto, la mudanza, pago de matrícula y mensualidades, pasajes y alimentación. Un estimado indica que estos estudiantes, que no son de la ciudad donde está ubicada la universidad, invierten entre 5,000 y 7,000 córdobas al mes.
Según el detalle financiero de un estudiante del campo, que ingresó a estudiar odontología en la UNAN-León, ha invertido un promedio de 1,200 dólares en este año, un monto mayor al salario mínimo de un trabajador. Calcula que cada mes se le asignan 2,000 córdobas para alimentación y aproximadamente 150 córdobas para transporte.
Esto hace que el gasto aproximado mensual sea de 2,150 córdobas, sin incluir el alquiler del cuarto, que oscila entre los 80 y los 100 dólares al mes, así como otros gastos.
Este sería el caso de Francisca, que se bachillerará este año en León, o de otro joven del sector rural que tendrá que dedicarle muchas horas al estudio para el examen de admisión y lograr un cupo en la universidad pública UNAN-León, donde, en el 2023, se matricularon 13 mil bachilleres, 10 mil de ellos lograron cupo y realizaron la prueba de habilidades y aptitudes, pero solo cinco mil clasificaron para nuevo ingreso. Al resto, posiblemente, le tocó buscar “chance” en una universidad privada, una carrera técnica o alguna plaza laboral en su municipio.
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Universidades estatales son pagadas
Las matrículas de 2024, en las universidades privadas de León, tienen un costo superior a las universidades públicas en Nicaragua. Es difícil entender lo que ocurre con la educación superior en el régimen de Daniel Ortega, porque hasta las universidades estatales se pagan. Se puede establecer que un costo medio de la matrícula trimestral más las mensualidades ronda los 500 dólares al año, como en el caso de la estatal Universidad Nacional “Padre Gaspar García Laviana”, confiscada a la extinta UCAN en León.
Hay otras opciones disponibles para los estudiantes que buscan ayuda financiera para sus estudios universitarios en Nicaragua, ofrecidas por el gobierno, sin embargo, los beneficiados deben de estar muy vinculados a las organizaciones de estudiantes UNEN y el CUUN, afines al gobierno sandinista y deben estar disponibles a la hora del llamado para las actividades del partido, de lo que ya, muchos estudiantes están cansados.
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