El volcán Masaya se ubica a solo 22 kilómetros de la capital Managua, siendo uno de los destinos turísticos emblemáticos de Nicaragua. En las últimas semanas expertos del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) han estado pendiente de los cambios que está experimentando este estructura volcánica, que si bien solo tiene 635 metros de altura, resulta de especial interés debido a que en sus cercanías se asientan importantes poblaciones como Nindirí, Ticuantepe, Masaya y San Juan de la Concepción.
El Ineter ha reportado derrumbes en el cráter Santiago, de tal forma que el lago de lava, que tanto ha atraido a los turistas, quedó tapado, lo cual también ha provocado una disminición de la desgasificación.
Todo esto está provocando ruidos en el volcán, que no son más que las colisiones de los fragmentos de roca.
Los derrumbes también han provocado cierta sismicidad. El 8 de marzo el Ineter explicaba que «los valores de los parámetros de vigilancia sísmica y tremor del volcán se mantienen estables con valores RSAM (Amplitudes Sismicas en Tiempo Real) es de 23 unidades (baja intensidad)».
Hace un mes Ineter ya había recomendado a las autoridades del Parque Nacional Volcán Masaya, dismuniuir las visitas de turistas. En el comunicado de la semana pasada, el Ineter explicaba que era «posible la apertura parcial al público (…), exceptuando un radio de 800 metros alrededor del cráter Santiago».
De acuerdo a los vulcanólogos, este proceso es de fundamental importancia vigilarlo, pues les permite evaluar los riesgos a las poblaciones aledañas. Sin embargo, indican que hasta el momento no existían ningún riesgo para la población.