Aún no inicia oficialmente la temporada de huracanes de este 2024, pero ya hay pronósticos en los que se perfila que será “extremadamente activa” con al menos 23 tormentas con nombre.
La información fue revelada por un pronóstico de pretemporada elaborado por el equipo de tiempo y clima tropical de la Universidad Estatal de Colorado de Estados Unidos (CSU, por sus siglas en inglés).
“El equipo de tiempo y clima tropical de CSU predice 23 tormentas con nombre en el Atlántico durante la temporada de huracanes, que se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre. De estas, los investigadores pronostican que once se convertirán en huracanes y que cinco alcanzarán fuerza de huracán mayor (Saffir/Simpson Categoría 3-4-5) con vientos sostenidos de 111 millas por hora o más”, señala un documento de cuatro páginas de la CSU, dirigido a los medios de comunicación.
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Temperaturas e inestabilidad atmosférica, principales factores
Los investigadores atribuyen como factor principal de la formación de este número de ciclones, nunca antes visto, a las “temperaturas récord” de la superficie del océano Atlántico tropical y subtropical oriental.
Explican que “la fuente de combustible de un huracán es el agua cálida del océano”, y precisamente todas estas condiciones están presentes en el océano Atlántico, que aunado a “una presión atmosférica más baja y una atmósfera más inestable” favorecería a una temporada de huracanes “superior al promedio”.
“Cuando las aguas del Atlántico tropical y subtropical oriental y central son mucho más cálidas de lo normal en la primavera, estas tienden a debilitar la alta presión subtropical y los vientos que soplan a través del Atlántico tropical. Hay una probabilidad de que estas condiciones conduzcan a una continuación de temperaturas del agua muy por encima del promedio en el Atlántico tropical durante el pico de la temporada de huracanes 2024 del Atlántico”, añade el documento.
La Niña, otro factor determinante
Además, la presencia del fenómeno de La Niña para el pico de la temporada de huracanes del Atlántico que normalmente es entre agosto y octubre, jugará un papel importante, debido a que disminuye los vientos del oeste en los niveles superiores de la atmósfera, a través del Caribe hacia el Atlántico tropical, y esto “reduce los vientos cortantes, lo que favorece la formación e intensificación de huracanes en el Atlántico”.
El pronóstico de pretemporada detalla que existen probabilidades de un 66 por ciento de que “huracanes mayores” toquen tierra en el Caribe, lo que hace vulnerable a las Antillas y a los países centroamericanos, incluido Nicaragua, que precisamente ha sido abatido por huracanes de gran intensidad en los últimos años.