El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más presentó un informe este jueves 24 de octubre sobre la libertad de religión en el país, abatida por el régimen sandinista, en el que documentaron que 14 personas arrestadas fueron víctimas de torturas por parte de agentes policiales.

El informe recoge testimonios fuertes de las torturas que fueron sometidos. A uno lo colgaron hasta que se le inflamó el cuerpo, a otro lo hicieron orinar en el interrogatorio y limpió el orín con su camisa y luego lo obligaron que se la pusiera, al familiar de otro religioso lo extorsionaron para que pagara mil dólares y así poder verlo, los pagó y después la llamaron y le dijeron que si pagaba 25 mil dólares iban a liberar.

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“Me golpeaban en la cabeza y que dijera que contestara, cuando me entrevistaban cargaban el arma y la ponían en la mesa… A medida que me llevaban a los interrogatorios crecían los golpes, me golpeaban en la cara y me quebraron un diente, me golpearon con un AK”, dice uno de los testimonios recogidos en el quinto boletín titulado “Crímenes de lesa humanidad contra las personas religiosas en Nicaragua”.

Esta misma persona cuenta que un policía le puso el arma cargada en la frente y le decía que hablara. “Lloré en ese momento”, lamento y agrega que después le puso el arma en la espalda y lo golpeó en el estómago.

Los otros testimonios

Un religioso refirió por su parte haber sido colgado por varias horas, llegando a inflamarse su cuerpo. Esto es considerado como una tortura por suspensión. Otro religioso mencionó que lo obligaron a orinar en la sala de interrogatorios, donde luego de hacerlo le exigieron limpiar el orín con su camiseta y estando sucia se la tuvo que volver a poner.

“Estos interrogatorios eran utilizados para atentar contra la fe de las personas, ya que a algunas de las entrevistadas se les quiso obligar a declarar contra sacerdotes, o bien, durante estos interrogatorios los agentes policiales cuestionaban la fe de los religiosos”, dice el Colectivo.

Otro testimonio explicó que lo desnudaron y le daban laxante en la sopa para que les diera diarrea. “Nos desnudaban y nos ponían a hacer sentadillas totalmente desnudos ante muchos oficiales, nos llevaban así al tribunal… nos daban una sopa de calabaza pero le ponían un laxante. Así, cuando te estaban interrogando, te daba dolor de estómago y diarrea y te decían que podías ir al baño si hablabas”.

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Los desnudaban y la extorsión de los mil dólares

El organismos documentó violencia sexual caracterizada principalmente por la desnudez forzada, la cual fue denunciada por nueve de las 14 personas, tanto en laicos como en religiosos. “Las víctimas fueron obligadas a hacer sentadillas cuando estaban desnudas y en ocasiones estas eran realizadas frente a agentes de policías del sexo contrario”.

Un familiar lo extorsionaron para que pagara mil dólares a cambio de permitir verlo en la cárcel y en un estado de desesperación los pagó. Después le llevaron un papelito para que llamara por su caso y le pidieron tres mil dólares para su libertad. “Posterior a eso recibió llamadas de otra persona que le dijeron que por 25 mil dólares me liberaban”, comentó la víctima.

“Los 14 casos documentados se evidencia una práctica de tortura como castigos relacionados a su ejercicio de la libertad religiosa”, comparte el Colectivo. “Los laicos fueron agredidos verbalmente durante los interrogatorios”. Le cuestionaban cuánto les pagó la Iglesia católica, incluso llegando a decirles que “¿no sabes que las procesiones están prohibidas?”.

El organismo de derechos humanos informó que en al menos siete casos tanto religiosos como laicos fueron golpeados, con puños, tonfas o patadas. En tres casos se amenazó de muerte a ellos o a sus familiares y en al menos un caso se identificaron golpes directamente a su progenitor durante la detención.

No les daban agua

Al menos cuatro de los siete religiosos documentados refirieron que fueron privados de atención médica, alimentación y agua. Uno de esos casos fue el más fuerte, donde comenta que estuvo con un oficial bajo interrogatorio desde la siete de la noche hasta las dos de la madrugada.

Le dijo que tenía mucha sed. “Se levantó y apareció con otro oficial, y con una botella de agua, se la tomaron los dos, y no me dieron ni una gota. Me preguntó ¿tenés sed? Y me dijo, «ya vamos a terminar»”. 

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Como a las 2:30 de la madrugada lo llevaron a tomar las huellas, el oficial le retorció la mano, y le dijo que si no la ponía bien, se la iban a quebrar. “Me regresó con el otro muchacho, pedí ir al baño, pero no me lo permitieron, le pedí agua y no me dieron, eran como las 3:30 a.m., le dije que no miraba, que me iba a desmayar, él quería que siguiera hablando, le dije que me pegara un tiro, que yo no aguantaba. Me llevó a la celda y me dijo que ahí había agua, pero era mentira, ahí sólo había una pila de agua para el inodoro”.

“Quien entra a esa prisión se le desbarata el alma… Cuando me liberaron me costó procesar estar en un lugar digno, el daño psicológico me hizo sentir que estaba en un lugar indigno que era la cama limpia, comencé a llorar y darme cuenta de lo incómodo que es la prisión y la vida”, refirió por su parte otra víctima de torturas.

Los involucrados 

Desde 2022 a la fecha se han detenido arbitrariamente a al menos 74 personas religiosas, incluyendo a los 11 pastores de Puerta de la Montaña, la mayoría de ellas condenadas sin garantía del debido proceso.

Las violaciones a las personas religiosas y laicas han sido una constante y han incrementado progresivamente desde 2018 a la fecha, implementando cada vez más nuevas y más intensas formas de represión.

“En la comisión de estos crímenes de lesa humanidad están involucrados prácticamente todos los poderes del Estado y una multiplicidad de agentes estatales de diversos niveles, incluyendo a la pareja presidencial quienes públicamente han atacado a esta población religiosa y laica”, concluyó el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, que opera desde el exilio en Costa Rica.