Monseñor Carlos Herrera, obispo de la Diócesis de Jinotega y presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) habría sido detenido por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo y expulsado luego a Guatemala, según una fuente eclesial y el reporte de varios medios de comunicación.
Herrera, un obispo franciscano de 75 años, fue noticia el domingo cuando en medio de la misa dominical en la Catedral de Jinotega llamó sacrílego al alcalde de esa ciudad, Leónidas Centeno, porque instaló unos parlantes frente al templo y puso música alusiva a la dictadura a todo volumen y no dejaba al religioso continuar con su homilía.
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«Pedimos perdón de nuestras faltas y también por aquellos que no respetan el culto, ¿verdad?, porque este es un sacrilegio lo que está haciendo el alcalde y todas las autoridades municipales, porque saben la hora de la misa», dijo Herrera con su característica calma.
Centeno es un reconocido paramilitar del FSLN en el norte del país y ostenta el cargo de alcalde de Jinotega. Herrera, en cambio, era uno de los pocos obispos intelectuales que quedaba en el país. Poco dado a los reflectores y al verbo encendido, el franciscano hacía su trabajo casi en la sombra y protegió a muchos de sus sacerdotes que sufrieron persecución.
Varios sectores opositores y de la iglesia denunciaron el miércoles la supuesta captura del obispo. El padre Erick Díaz denunció que el obispo fue desterrado a Guatemala.
«Por el acto de pedir respeto y defender la fe, este miércoles ha sido capturado por la policía al servicio del sistema nicaragüense y ha sido expulsado a Guatemala», dijo Díaz.
El diario La Prensa publicó esta mañana que el obispo fue capturado luego de participar en una reunión de la CEN en Managua. El obispo estaría ahora en una residencia de los franciscanos en Guatemala.
Defendió vidas
Durante las protestas de 2018 y en medio de la represión paramilitar en esa ciudad liderada por Centeno, salió a la calle en su camioneta con la bandera de la iglesia a rescatar a jóvenes y defender muchas vidas.
Con Herrera, sube a cuatro los obispos que han tenido que salir al exilio. El primero fue el obispo auxiliar de Managua, exiliado en 2019, Silvio Báez. El segundo y el tercero, fueron monseñor Rolando Álvarez e Isidoro Mora, obispos de Matagalpa y Siuna, respectivamente.
Ambos fueron apresados y desterrados a Roma. En el caso de Álvarez, fue condenado en un juicio, a todas luces político, a 26 años de cárcel.
Las luces de alarma sobre la detención de Herrera comenzaron a encenderse la noche del miércoles. Primero la página de Facebook de la Diócesis de Jinotega fue eliminada y luego el obispo no contestó más su teléfono celular.
Nicaragua Investiga le dejó un mensaje de WhatsApp pero el mensaje no le llegó.