Monseñor Carlos Herrera, obispo de la Diócesis de Jinotega y presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), fue desterrado a Guatemala luego de denunciar que el alcalde sandinista de esa ciudad, Leónidas Nicolás Centeno Rivera, cometiera un “sacrílego” al colocar altoparlantes con música alusiva al FSLN a los alrededores de la Catedral San Juan Bautista, donde se oficializaba la misa el domingo 10 de noviembre.
“Esto es un sacrilegio lo que están haciendo el alcalde y todas las autoridades municipales”, denunció el sacerdote, en una transmisión en vivo, en la página oficial de Facebook de la Diócesis de Jinotega, aparentemente borrada después de conocerse esta denuncia, pero que se conservan por usuarios en redes sociales.
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Centeno Rivera, conocido como el “pequeño dictador” de Jinotega, es un hombre con mucho poder en esa ciudad luego de estar al frente de la Alcaldía desde 2008 hasta la fecha. Entre 2002 y 2006, fue diputado sandinista y estuvo involucrado en un caso de falta de transparencia en la administración del fondo para obras sociales.
Según una investigación de La Prensa en 2007, Centeno Rivera repartió a familiares 1.1 millones de 1.7 millones de córdobas del Fondo Social que la Asamblea Nacional destinaba a los diputados. En ese entonces, él dijo que los cuestionamientos eran “envidia” y aseguró que el dinero se lo dio a su esposa, porque “a veces uno necesita gente de confianza con quien ejecutar los fondos”.
Promueve el nepotismo
Urnas Abiertas, observatorio ciudadano independiente para el monitoreo de procesos electorales de Nicaragua, indicó en un perfil de alcaldes electos, que desde que llegó a la Alcaldía comenzó a realizar despidos arbitrarios y a incorporar personas allegadas por amiguismo o nepotismo.
“Su reelección en el 2017 fue criticada por excombatientes del FSLN de Jinotega, quienes recordaron sus casos de corrupción tanto en el período que fue legislado como en sus gestiones municipales anteriores, donde fue acusado de usar recursos públicos para realizar campaña electoral”, señaló el organismo.
El verdugo de Jinotega
También es secretario político departamental del FSLN en Jinotega, cargo de confianza que es usado para espionaje político y que se trabaja de la mano con agentes policiales. Centeno Rivera aparece junto a Marvin Castro Orozco, jefe de la delegación policial de esa ciudad, denunciado por hacer operativos de inteligencia y contrainteligencia para neutralizar a disidentes del sandinismo.
En 2021, el alcalde jinotegano fue sancionado por Canadá, Unión Europea y Estados Unidos por estar directamente vinculado a instancias de represión durante las protestas de 2018. En particular, los ataques con armamento pesado llevados a cabo por paramilitares que mataron a cuatro personas, según el informe del Departamento del Tesoro. Se le acusa, además, de haber destinado personal de la Alcaldía para dichas acciones.
Se le señala que desde sus funciones como edil es responsable del exilio de muchos jóvenes que han huido de la represión y amenazas políticas de esa ciudad. “Cualquier intento golpista para realizar cualquier actividad lo neutralizamos y lo aniquilamos, porque aquí no pudieron ni podrán jamás derrotar a este pueblo, a este gobierno ni mucho menos sacar huyendo a nuestro comandante Daniel Ortega”, dijo Centeno Rivera.
En 2021, la Comunidad Indígena de Jinotega, compuesta por 28 comunidades, denunció que Centeno Rivera no quiso certificar una nueva directiva debido a supuestas prebendas que recibió el alcalde. “Le han dado terrenos, él mismo nos lo dijo en una reunión, porque nosotros lo hemos invitado a varios encuentros”, denunciaron los indígenas en ese entonces.
La otras presiones del alcalde hacia monseñor Herrera
Pero no solo esta presión recibió monseñor Carlos Herrera de parte del alcalde sandinista. En marzo de 2023, la Policía prohibió la tradicional misa campal que cada 22 de marzo, la Iglesia católica celebra a cielo abierto cerca del santuario del Tepeyac, para conmemorar el día que falleció el padre Odorico D’Andrea, el sacerdote italiano que pasó 37 años en Nicaragua, la mayoría del tiempo en San Rafael del Norte en Jinotega.
Un feligrés confirmó que Centeno Rivera y su compinche Marvin Castro, jefe de la policía de Jinotega, llegaron a la Curia Episcopal para hablar con monseñor Herrera. Se desconocieron los detalles de la visita, pero la fuente señaló que fue en esa reunión que le notificaron la prohibición de la misa campal del padre Odorico D’andrea.
Herrera se une a los 245 religiosos que han salido de Nicaragua desde 2018, año que inició la crisis política por unas reformas al seguro social. Martha Patricia Molina, investigadora católica, menciona en su informe que, desde abril de 2018 hasta julio de 2024, la Iglesia católica ha sido objeto de 879 ataques por parte del régimen. Además, se han prohibido miles de procesiones religiosas, sumando un total de 9.688 eventos cancelados.