A las vísperas de la celebración de la Inmaculada Concepción de María este próximo 8 de diciembre, los obispos de Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador y Guatemala, reunidos en Asamblea del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC), hacen un llamado urgente a la solidaridad con la Iglesia y el pueblo de Nicaragua, que enfrenta una grave realidad bajo el régimen de Daniel Ortega.
Bajo el lema «Gritamos con Nicaragua: Si un miembro sufre, todos sufrimos con él», los obispos expresaron su profunda preocupación por la situación que enfrenta la Iglesia nicaragüense, perseguida por una dictadura que ha encarcelado a sacerdotes, exiliado a religiosos y reprimido brutalmente a la oposición política y social.
La mitad de los obispos de Nicaragua no puede regresar a casa, advierte funcionario estadounidense
En este contexto, el tradicional grito de fe y esperanza de la Gritería unirá las voces católicas centroamericanas en clamor por la libertad y la paz en una cadena de oración por Nicaragua.
«Nosotros los obispos reunidos en esta Asamblea, invitamos a que, en cada Diócesis y Vicariato, en cada Parroquia y comunidad de toda América Central, en la festividad de la Inmaculada Concepción, se tenga una jornada de oración por nuestra Iglesia hermana en Nicaragua, como expresión de nuestra cercanía y aprecio fraterno, para que nadie se sienta solo», expresa el comunicado del SEDAC.
La carta firmada por monseñor Héctor David García Osorio y el obispo José Antonio Canales Motiño, ambos representantes de la organización religiosa, resalta que esta jornada de oración busca visibilizar la comunión espiritual y el apoyo fraterno hacia una Iglesia hermana que ha sido silenciada.
La persecución religiosa del régimen
Desde 2018, el régimen de Ortega y Murillo mantienen una persecución contra la Iglesia, acusándola de ser una «oposición política», cuya represión se ha intensificado en 2024.
Esta iniciativa de los altos prelados surge después que el pasado 12 de noviembre de 2024, el régimen desterrara a monseñor Carlos Herrera, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua.
La expulsión de Herrera se suma a los casos de otros dos obispos nicaragüenses Rolando Álvarez, quien fue desterrado y desnacionalizado a principios de este año; e Isidoro Mora, otro miembro de la Conferencia Episcopal que también fue obligado a salir del país bajo amenazas del régimen.
Además, en 2019 el obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, se vio forzado a exiliarse tras recibir amenazas de muerte, lo que refleja un patrón de hostigamiento sistemático contra la Iglesia católica.
La convocatoria del SEDAC no es solo un acto de fe, sino también una respuesta valiente ante la opresión, recordando que la Iglesia en Nicaragua no está sola.
Este gesto de unidad demuestra que, pese a los intentos la dictadura por aislar al pueblo nicaragüense, la solidaridad internacional sigue siendo una fuerza potente que clama por el fin de la dictadura y la restauración de los derechos fundamentales en Nicaragua.
Esta persecución religiosa ha sido condenada internacionalmente. Una de las voces críticas es la del subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Brian A. Nichols, quien se pronunció en contra del destierro de monseñor Herrera y señaló que los flagrantes ataques del régimen contra el pueblo católico no debilitarán la fe de su pueblo.