El 3 de abril de 2010 Dina Carrión González fue encontrada muerta en el patio de su casa en Managua. El caso fue tipificado por las autoridades de Nicaragua como un suicidio, y empezó así la lucha de su familia por encontrar justicia, pues estaban seguros que Juan Carlos Siles Arabia, esposo de la víctima, le había quitado la vida.
La familia recurrió a varios organismos defensores de derechos humanos como la Red de Mujeres contra la Violencia, Atzacayalt, el Movimiento Autónomo de Mujeres y el Colectivo Nicaragua Nunca Más para reunir pruebas de sus aseveraciones, incluyendo un contundente examen médico forense que comprobó inconsistencias claras en la versión de un suicidio.
Finalmente recurrieron a la justicia internacional, y hoy, 15 años más tarde, tuvieron respuesta. La Corte IDH emitió su sentencia por unanimidad condenando al Estado de Nicaragua por este caso.
La Corte Interamericana determinó que hay «indicios de femicidio» y concluyó que «Nicaragua incurrió en responsabilidad internacional por la falta de debida diligencia y celeridad seccional en los procesos relativos al contacto entre el hijo de Dina Alexandra y sus abuelos maternos”, ya que el hijo de Dina, que entonces tendría unos 6 años, fue criado por la familia paterna y alejado de la familia de su mamá.
La muerte de su hermana la convirtió en «madrina» de los huérfanos del femicidio
Historial de violencia fue omitido
La sentencia refleja que el matrimonio de Dina Carrión y Juan Carlos Siles estuvo marcado por la violencia y que las autoridades no tuvieron un enfoque de género adecuado en su abordaje investigativo.
La sentencia ordena al Estado de Nicaragua investigar adecuadamente el caso de Carrión, así como implementar un sinnúmero de medidas para evitar que este tipo de impunidad se repita, incluyendo la creación de un centro de resguardo y atención especializada para las víctimas de violencia de género y procesos de capacitación a jueces y personal de investigación policial. Además, le da un año para presentar un informe que demuestre el cumplimiento de las disposiciones.
Los tormentosos últimos días de Dina
En una entrevista anterior, Aída Carrión, hermana de la víctima, relató que las últimas conversaciones de ambas giraron en torno a la preocupación que la víctima tenía porque su esposo, con quien se encontraba en proceso de divorcio, le había amenazado con usar sus influencias políticas y económicas para hundirla y quitarle a su hijo.
También estaba renuente a compartir con ella el dinero que habían trabajado juntos en una empresa de serigrafía y Dina había expresado su temor porque este la matara, luego de varios episodios de violencia que involucraron golpes y hasta fajazos por parte del señalado.
El padre de Juan Carlos Siles había sido funcionario del gobierno de Arnoldo Alemán y por aquellas fechas, según la familia, aun conservaba muchos contactos e influencias políticas.
Hoy, tras la sentencia, Aída Carrión expresa su satisfacción, aunque reconoce que «es una mezcla de sentimientos», sobre todo porque su padre, Humberto Carrión Delgado, no pudo ver la justicia «porque murió desgastado por tanta impunidad».
«Juan Carlos tendrá que responder ante la justicia porqué mató a mi hermana, porqué dejó a mi sobrino sin su mamá», dice Aída.
Aída agradece a todas las personas, abogados, peritos nacionales e internacionales y organizaciones que les acompañaron por estos 15 años para esclarecer el caso de Dina Carrión.
«Hemos logrado la segunda fase de la justicia por Dina Carrión, nos falta el cumplimiento de esta sentencia», indicó.
Wendy Flores, del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, señaló que la sentencia es una «forma en la que las organizaciones que han brindado este acompañamiento (…) pueden ver el resultado de una larga lucha» y esperan que «se logre cumplir a cabalidad muy pronto».
El hijo de Dina Carrión hoy tendría ya unos 21 años, y según Aída ha tenido unos breves acercamientos con ella y su familia.
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