Alba Marina Gaviria, hermana del fallecido narcotraficante colombiano Pablo Escobar, reveló recientemente detalles sorprendentes sobre el tiempo que su familia pasó en Managua, bajo protección del régimen sandinista.
La confesión fue hecha durante su participación en el podcast colombiano Más Allá del Silencio, publicado el pasado 10 de marzo de 2025.
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Según Gaviria, tras la creciente persecución en Colombia en la década de los 80, Pablo Escobar, su esposa y su madre viajaron a Nicaragua, donde se les ofreció refugio. También los acompañó José Gonzalo Rodríguez Gacha, alias El Mexicano, otro poderoso narcotraficante del Cartel de Medellín.
La hermana del capo aseguró que la protección fue brindada directamente por el entonces líder sandinista Daniel Ortega, y que se les asignó una residencia muy particular: la casa que antes albergaba la embajada de Estados Unidos en Nicaragua. “Era una mansión, una casa hermosa”, recordó.
La madre de Escobar se aburría en Nicaragua
Gaviria añadió que su madre nunca se adaptó a vivir en Nicaragua y que fue ella quien finalmente convenció a Pablo Escobar de que regresaran. “Mi mamá se aburría mucho en Nicaragua. Todos los días me decía que nos viniéramos, hasta que un día Pablo aceptó”, relató.
Se sabe que a mediados de los años 80, cuando los sandinistas gobernaban tras derrocar a la dictadura somocista, varios miembros del Cartel de Medellín se refugiaron en Nicaragua. A cambio, se presume que pagaron grandes sumas de dinero al régimen.
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El ex narcotraficante Carlos Lehder, socio de Escobar, también ha declarado públicamente que se refugió en Managua y que su contacto directo era Tomás Borge, entonces ministro del Interior y uno de los fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
De hecho, hay una fotografía histórica de Escobar en un aeropuerto en Managua coordinando un cargamento de drogas en el que figura Federico Vaughan Loredo, asistente en ese entonces de Borge.
Estos narcotraficantes habrían llegado a Nicaragua tras el asesinato del entonces ministro de Justicia colombiano, Rodrigo Lara Bonilla, en 1984, un hecho que intensificó la persecución contra los capos en su país de origen.
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