La justicia concluyó uno de los casos más impactantes del año al declarar culpable a una adolescente por el asesinato de su propia madre, ocurrido el pasado 22 de mayo en el municipio de Tipitapa.
La menor R.L.V.M. fue encontrada responsable del delito de parricidio agravado tras un proceso que mantuvo en vilo a la opinión pública nacional por la brutalidad de los hechos y la relación familiar entre víctima y victimario.
Evidencia contundente selló el veredicto
El caso contra la joven se construyó sobre pruebas forenses irrefutables. La víctima, identificada como Maricela del Carmen Mora Barbosa, quien se desempeñaba como maestra, recibió 64 heridas de arma blanca en diferentes partes del cuerpo.
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Sin embargo, fue una marca de mordida la que se convirtió en el elemento probatorio decisivo. Los peritos forenses establecieron que esta marca coincidía perfectamente con la dentadura de la acusada, funcionando como una identificación tan precisa como las huellas dactilares.
Intento fallido de encubrimiento
La investigación reveló que la adolescente desplegó una estrategia para desviar las sospechas. Según el Ministerio Público, la joven contactó a varios compañeros de trabajo de su madre para hacerles creer que se trataba de un robo común.
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Esta versión se desmoronó cuando los investigadores encontraron inconsistencias en su relato y recopilaron testimonios que evidenciaban una relación conflictiva entre madre e hija de larga data.
Antecedentes de violencia familiar
Durante el juicio, testigos revelaron que los problemas entre la víctima y su hija no eran recientes. Se presentaron testimonios que indicaban intentos previos de agresión, incluyendo un episodio donde la menor habría tratado de asfixiar a su madre.
Estos antecedentes reforzaron la teoría de la fiscalía sobre la premeditación del crimen y descartaron la posibilidad de que se tratara de un acto impulsivo.
Negación hasta el final
En una última maniobra antes del veredicto, la acusada tomó la palabra para negar categóricamente su participación en los hechos. Durante su intervención, intentó desviar la culpa hacia su suegra y su pareja sentimental, sugiriendo que ambos estaban involucrados en el crimen.
«Yo quiero que se haga justicia. Yo voy a pagar, pero ellos también tienen que pagar», declaró la joven, manteniendo su postura de inocencia hasta el momento del fallo.
Veredicto y próximos pasos
La Juez del Segundo Distrito Penal de Adolescentes y Violencia determinó que la fiscalía logró probar los hechos mediante evidencia sólida, destacando que el crimen fue cometido con alevosía debido a la vulnerabilidad de la víctima y la relación de confianza existente.
El tribunal programó la lectura de la sentencia para el próximo 9 de junio a las 11:00 de la mañana. La joven podría enfrentar hasta seis años de prisión, que representa la pena máxima contemplada para menores de edad en casos de esta naturaleza.
Impacto en la comunidad
El caso ha generado una profunda conmoción en Tipitapa y el resto del país, no solo por la gravedad del delito, sino por el vínculo familiar entre víctima y victimario. La comunidad educativa también ha expresado su pesar por la pérdida de Maricela del Carmen Mora Barbosa, recordada como una educadora comprometida con su labor.
La sentencia definitiva se conocerá el próximo 9 de junio, cuando se determine el tiempo exacto de reclusión que deberá cumplir la menor por este grave delito.
Nicaragua Investiga
