La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó su informe Panorama Social de América Latina y el Caribe 2025, en el que reveló una leve disminución de la pobreza por ingresos en la región, al comparar los datos de 2023 y 2024. En el documento, Nicaragua se ubica entre los países más desiguales y de los que menos invierte en gasto social, pese a la propaganda del régimen sandinista que habla de su lucha contra la pobreza.
Mientras que Uruguay y Chile, ambos en Suramérica, fueron lso países que en 2024 inviertieron más en gasto social con un promedio de 3.347 y 2.960 dólares por persona respectivamente, en la acera contraria están la mayoría de las naciones de Centroamérica, que destinaron menos de 600 dólares. Se trata de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
Nicaragua entre los países que no cumplirá la Agenda 2030
«Los menores niveles de gasto, tanto en términos absolutos como en relación con la población y el PIB, los tienen los países que presentan mayores dificultades para alcanzar las metas sociales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y avanzar hacia un desarrollo social inclusivo. En segundo término, la región aún enfrenta grandes obstáculos para alcanzar el nivel de gasto social que presentan los países más desarrollados», dijo la CEPAL en su documento que dio a concoer este 27 de noviembre.
En Centroamérica, el país más desigual es Panamá con un coeficiente de Gini de 0.506, aunque sus niveles de gasto social son medio-altos, mientras que Costa Rica es que el registra menor desigualdad relativa y presenta el gasto social más alto de la región al destinarun gasto social per cápita de entre 600 y 1.500 dólares, junto con otros centroamericanos como Panamá y Belice.
Según los datos, Nicaragua es el país con el menor gasto social de la subregión junto a El Salvador, Honduras y Guatemala, mientras que Costa Rica destaca por su inversión social y Panamá por su desigualdad extrema.
Por ejemplo, Panamá es el país con la desigualdad más alta después de Colombia al registrar 39 %; es decir, que es superior a la media subregional.
Entre los más desiguales de Centroamérica
Esto sin embargo, no deja a Nicaragua por fuera, porque al combinar menos inversión social y alta desigualdad, esto limita su posibilidad de reducir la pobreza en términos generales y mejorar la cohesión social, en un país marcado por las graves violaciones de derechos humanos desde 2018, además de la posbilidad de que Estados Unidos los suspenda del DR-Cafta, lo que el Fondo Monetario Internacional definió como un escenario «de incertidumbre» en su más reciente visita al país.
Aunque sus niveles de desigualdad no son tan altos como los de Panamá, mantiene brechas persistentes en salud, educación y empleo, lo que lo deja con bajos niveles en comparación con el resto de América Latina y el Caribe.
Al referirse al gasto social, la CEPAL destaca que se trata de los recursos que los gobiernos centrales dedican a educación, salud, protección social y vivienda, lo que desmonta la propaganda del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo de grandes inversiones en estas áreas.
El informe revela que en Centroamérica el 10% más rico concentra más del 34% del ingreso total, mientras que el 10% más pobre apenas accede al 2%. Nicaragua se ajusta a esta tendencia regional».
Pobreza extrema sigue siendo alta
La CEPAL también destacó que «el 25,5% de la población latinoamericana (162 millones de personas) se encontraba en situación de pobreza por ingresos en 2024, lo que significa una disminución de 2,2 puntos porcentuales respecto de 2023 y de más de 7 puntos porcentuales en comparación con 2020, en plena pandemia de COVID-19. De esta forma, la incidencia de la pobreza monetaria observada en 2024 en la región constituye el valor más bajo desde que hay datos comparables».
Pese a esto, que puede verse como un logro, hay retos que superar. La pobreza extrema «afectó al 9,8% de la población (62 millones de personas) en 2024, lo que representa 0,8 puntos porcentuales menos que el año anterior, pero 2,1 puntos porcentuales por encima de la tasa registrada en 2014, cuando se alcanzó el nivel más bajo de las últimas tres décadas».
Pueblos indígenas y afrodescendientes en Nicaragua están en riesgo de desaparecer, advierte la CIDH
Las recomendaciones de la CEPAL
El secretario ejecutivo del organismo, osé Manuel Salazar-Xirinachs, al presentar el informe hizo una serie de recomendaciones que ayudarían a cambiar estos datos.
Entre ellos destacó el «reducir la desigualdad educativa; crear empleos de calidad; avanzar en la igualdad de género y la sociedad del cuidado; enfrentar la discriminación y el irrespeto a los derechos humanos de las personas con discapacidad, pueblos indígenas y personas migrantes; y seguir fortaleciendo la institucionalidad social y su financiamiento».
En Nicaragua, con la represión a todos los niveles, cumplir con estas sugerencias resulta cuesta arriba en varias áreas como la de pueblos indígenas, a los que a pesar de la aprobación de leyes entre 1990 y los 2000, Nicaragua con Ortega y Murillo en el poder comenzaron a cercenar los derechos de los pueblos originarios, lo que en los últimos años se tradujo en la detención de dirigentes, ilegalización de un partido político indígena, la destitución de su único diputado a la Asamblea Nacional, que controla el sandinismo, así como el hostigamiento contra sus pobladores, desplazados por los criollos y la extracción minera, como destacó recientemente la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su informe “Violencia contra pueblos indígenas y afrodescendientes de la Costa Caribe en Nicaragua”, donde advirtió que estas dos poblaciones están en riesgo de desaparecer.
Periodista Nicaragua Investiga



































